2.750 toneladas de nitrato de amonio podrían haber ocasionado las dos explosiones de este martes en Beirut, según ha explicado el primer ministro libanés. El dirigente también ha criticado que el compuesto químico llevara más de seis años almacenado en una nave del puerto de la capital sin ninguna medida de control y ha asegurado que el incidente, que ha dejado al menos un centenar de muertos y más de 3.000 heridos, no quedará sin consecuencias.

El componente supuestamente culpable de lo ocurrido es una sal blanca e inodora que se utiliza “normalmente como fertilizante'', explica Iñaki Lacomba, químico e investigador de CIIMAR (Centro Interdisciplinar de Investigação Marinha e Ambiental en Portugal). El nitrato de amonio ayuda a mejorar la calidad de la tierra y facilita el crecimiento de las plantas.

“Se trata de un material más resistente que otros porque contiene dos átomos de nitrógeno”, señala Lacomba, quien añade que además es fácil de obtener a partir de amoníaco y ácido nítrico.

El compuesto, que tiene la apariencia física de una sal blanca, no suele ser explosivo por sí solo. “Solo cuando se combina con algún derivado del petróleo o algún elemento que tenga capacidad de combustión”, apunta Lacomba, quien añade que en estos casos el nitrato de amonio “aviva mucho más la reacción”. Cuando el componente está muy concentrado y se le aplica mucho calor de una forma rápida puede llegar a producir una reacción exotérmica (de luz o calor) y con ella una explosión.

El nitrato de amonio se descompone en agua y en óxido nitroso, que es un componente muy peligroso para la salud. “La explosión podría haber generado óxido nitroso que si lo inhalas es tóxico y puede llegar a producir enrojecimientos en la piel y la irritación de las vías respiratorias”, advierte el experto.

Otros accidentes provocados por el nitrato de amonio

Este compuesto ha sido protagonista de otras tragedias accidentales o criminales. Uno de los dramas más graves se remonta a 1921. Ese año la empresa BASF en Oppau (Alemania) sufrió una explosión en una planta que contenía 4.500 toneladas de sulfato de amonio y nitrato de amonio. En el incidente fallecieron 500 personas, más de 2.000 resultaron heridas y el 80% de los edificios cercanos fueron destruidos. Además, se formó un cráter de 19 metros de profundidad.

A las afueras de Toulouse (Francia) sucedió algo parecido en 2001. AZF, filial de Elf Atochem y especializada en la fabricación de fertilizantes, registró una explosión que causó la muerte de 31 personas y más de 600 heridos. La deflagración se escuchó a 80 kilómetros a la redonda. Según aseguraron las autoridades responsables en aquel momento, la fábrica había superado todas las inspecciones pertinentes y se hallaba en buen estado.

En 2013 la explosión de una planta de West Fertilizer en Texas (Estados Unidos) provocó la muerte de 15 personas. El incidente, que resultó ser intencionado, provocó un terremoto de magnitud 2.1. Un cráter de 93 pies de ancho marcó el sitio de la planta de fertilizantes, donde se almacenaban productos químicos peligrosos, incluido el nitrato de amonio.

Este compuesto químico también puede ser utilizado para fabricar explosivos. El 19 de abril de 1995, Timothy McVeigh detonó una bomba hecha con dos toneladas de fertilizantes frente a un edificio federal en Oklahoma City. El acto terrorista dejó 168 muertos y cerca de 700 heridos. La explosión también destruyó o dañó 324 edificios en un radio de 16 manzanas, los daños provocados sumaron un total de 652 millones de dólares.