Aunque suene paradójico, volver a las prácticas de antaño puede ser lo más avanzado cuando se trata de tener una agricultura más sostenible. Y si no, que se lo digan a aquellos viticultores que han decidido introducir técnicas en la elaboración de sus vinos que reducen su huella medioambiental. Algunas de ellas, de hecho, llegan a ser tremendamente curiosas.

Como la que utiliza una bodega aragonesa, en la que han implantado un método para evitar plagas llamado 'confusión sexual', una técnica importada de Japón con la que se evita el uso de productos químicos.

Se trata de la instalación de unos difusores que emiten un olor y confunden a los insectos, según explica Alberto Sebastián, viticultor de Bodegas Borsao: "Evita que el macho localice a la hembra", de forma que no hay fecundación y, por tanto, se evita la plaga.

Además, el beneficio de no utilizar químicos en el campo va más allá de reducir plagas, y "aparece otro tipo de fauna que no veías antes, es un viñedo más vivo", apunta Sebastián.

Estos viñedos no son las únicas plantaciones agrícolas que usan la técnica de la confusión sexual, aunque sí son las de mayor extensión en España.

Situada en el municipio zaragozano de Borja, esta bodega ha apostado por la sostenibilidad como forma de trabajo en el campo. Como explica su director a laSexta, Emilio del Caso, están incrementando el número de hectáreas en las que se reducen los tratamientos fitosanitarios, más al estilo "de lo que se hacían en los años 30 y 40", como cuenta en el vídeo de arriba.

Pero no solo han intervenido en esa parte del proceso, sino que también trabajan para alcanzar un 40% autoconsumo energético en su nueva bodega, para el que han instalado paneles solares.

Con la ayuda de Europa

Borsao, que en total produce nueve millones de botellas de vino al año, acaba de crear 100 hectáreas de cosecha ecológica, un impulso que ha sido posible gracias a fondos europeos.

Y es que el Parlamento Europeo ha decidido apostar por ampliar la superficie dedicada a cultivos ecológicos antes de 2030. Lo hace dentro de su estrategia 'De la granja a la mesa', con la que quiere lograr un sistema alimentario más saludable y sostenible. La estrategia tiene los siguientes objetivos que lograr antes de esa fecha:

  • garantizar suficientes alimentos, y que sean asequibles y nutritivos, sin superar los límites del planeta;
  • reducir a la mitad el uso de plaguicidas y fertilizantes y la venta de antimicrobianos;
  • aumentar la cantidad de tierra dedicada a la agricultura ecológica;
  • promover un consumo de alimentos y unas dietas saludables más sostenibles;
  • reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos;
  • luchar contra el fraude alimentario en la cadena de suministro;
  • mejorar el bienestar de los animales.

En consonancia con la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030, la Unión Europea estima que un sistema alimentario más sostenible también "ayudará a proteger la naturaleza y la biodiversidad de Europa".