Entramos en la sede de la Agencia Espacial Europea en Madrid. En sus salas han sido capaces de predecir una plaga de langostas en el norte de África y han seguido fenómenos meteorológicos extremos.

Se hace con el satélite SMOS, desarrollado por empresas españolas. Su órbita gira alrededor de la Tierra y envía los datos a una parabólica. Esta misión mide la salinidad de los océanos y la humedad del suelo, siendo también capaz de medir las capas de hielo de los polos e incluso, hacer seguimientos de los huracanes.

La Agencia Espacial Europea también tiene el foco puesto en Marte. Mandarán un vehículo de exploración para preparar el reto final y la Agencia colaborará de manera más estrecha aún con la Unión Europea.

El Parlamento Europeo dotó al programa espacial de la Unión Europea con 14.800 millones de euros para los próximos siete años y la industria espacial española quiere aprovecharlo.

Es el caso de EMXYS, esta pequeña empresa ilicitana que pretende conseguir fondos Next Generation para poner en el mercado satélites, pero con una peculiaridad: conseguir las mismas funcionalidades que los satélites grandes con aparatos más pequeños. Fabricados, además, con piezas hechas en España.