La tercera ola de coronavirus está sacudiendo al viejo continente. Por ello, desde algunos países, como Alemania o Italia, que han visto cómo en los últimos días se han multiplicado los casos de coronavirus, la preocupación ha crecido hasta el punto de tomar nuevas restricciones.

Sin ir más lejos, el pasado 11 de marzo el Instituto Robert Koch (RKI) alemán (el ente encargado de analizar la situación de la pandemia) aseguró que la tercera ola ya ha llegado al país germano: "Tenemos indicios muy claros de ello: en Alemania, la tercera ola ya ha comenzado", señalaba el presidente dela institución, Lothar Wieler, en una entrevista con la Asociación de Periodistas de la ONU (ACANU) en Ginebra.

"Estoy muy preocupado. La estricta aplicación de medidas de protección, como el uso de mascarilla y el mantenimiento de la distancia, sigue siendo urgentemente necesaria a pesar de las vacunas", añadía. Algo parecido a lo que defiende la canciller, Ángela Merkel, que ya advertía que de que la tercera ola podría agudizarse si se levantaban las restricciones "demasiado pronto".

La mitad de Italia se confina hasta el 6 de abril

El latigazo de la tercera ola también se ha hecho notar en Italia, que el pasado 15 de marzo decidió confinar a cerca de 40 millones de italianos el 6 de abril. El presidente de la República, Sergio Mattarella, firmó el decreto con medidas urgentes para afrontar la propagación de la COVID-19, que también fue aprobado por el Gobierno italiano de Mario Draghi.

Así, las regiones de Lombardía, Piamonte, Emilia-Romaña, Friuli-Venecia Julia, Véneto (norte), Las Marcas (centro), Campania, Apulia y Molise (sur) y Lacio, con capital en Roma; y la provincia autónoma de Trento (norte) estarán en la llamada "zona roja", un confinamiento que cierra todos los negocios no esenciales y permitirá salir de casa solo por motivos de salud, laborales o de urgencia, o para hacer deporte si es en las inmediaciones. Además, del 3 al 5 de abril, los tres días más señalados de la Semana Santa, todo el pasará a estar confinado.

Las restricciones en otros países

También Alemania aplica medidas duras ante la gravedad de los datos, aunque el pasado 8 de marzo decidiera flexibilizar algunas de sus restricciones en los servicios no esenciales, que confirmaron su reapertura, mientras en las zonas donde la tasa de contagio se sitúa entre 50 y 100 contagios por 100 000 habitantes en siete días también se ha retomado la actividad de algunos negocios.

Sin embargo, hay otras medidas estrictas: toda la hostelería está cerrada, salvo en los casos de comida para llevar. Los cines, los servicios de atención personal y todos los comercios no esenciales en las zonas por encima de los 100 casos de IA también permanecen cerrados. Junto con eso, mantienen otras medidas comunes en el resto de países europeos, como el uso obligatorio de la mascarilla o la distancia mínima de seguridad. Aun así, también desde el 8 de marzo, se permiten las visitas en domicilios privados de una persona a otra como máximo.

Asimismo, este ha sido el caso también de otros países como Francia o la República Checa, donde se ha experimentado un elevado aumento de los contagios. En el caso del primero, se mantiene la dureza de sus medidas, con el toque de queda a las 18:00 horas, con la hostelería cerrada y los comercios no esenciales abiertos con limitaciones. En el segundo, han pasado en los inicios de marzo una de sus peores situaciones en toda la pandemia.