El Hospital Infantil de Filadelfia (Pensilvania, EEUU) consiguió en el año 2017 que un feto de cordero se desarrollara en el interior de una bolsa transparente. A todos los efectos, funcionaba como un útero artificial. Llevaba adosado un cordón umbilical conectado al animal nonato, por el que respiraba y se alimentaba. Ahora, este martes y miércoles se discute este tema en un comité de asesores independientes y plantean si son éticos los ensayos con fetos humanos.
Se trataba del gran éxito del Centro de Investigación Fetal del hospital. En el revolucionario ensayo, algunos de los ocho animales prenatales lograron sobrevivir hasta cuatro semanas. Alan Flake, director del proyecto, reconocía que "la mayoría de lo que sabemos del desarrollo fetal humano es gracias a los corderos". "Toda la investigación fisiológica en los últimos 50 o 60 años nos ha iluminado en cuanto a circulación sanguínea fetal y sobre el desarrollo", señalaba.
Un gran salto transformador que podría dar esperanzas a millones de bebés prematuros en el mundo. Solo el 50% de los que nacen en la semana 23 consiguen vivir a pesar de padecer problemas crónicos de salud. De hecho, en 2019, murieron 900.000 bebés prematuros.
Un dilema ético
Pero este gran avance también plantea una serie de cuestiones. La Agencia del Medicamento de EEUU(FDA) debate este martes y miércoles si serían éticos los ensayos con fetos humanos. Mario Viciosa, responsable de Ciencia en 'Newtral', explica que "aunque suene distópico, los ensayos que se plantean quieren probar si es posible ampliar el umbral crítico de la semana 23".
"El dilema ético surge en que se aplique de otra manera esta tecnología porque al estirar el umbral, también hay riesgos de complicaciones. Lo que argumentan sus defensores es que al menos estarían los bebés en un entorno controlado y, seguramente, menos doloroso, aunque privados del contacto con su familia, que también es terapéutico", detalla Viciosa.
Un equipo de investigadores de dos hospitales de Barcelona junto a la Fundación La Caixa también trabajan en un dispositivo similar a la bolsa-útero para fetos prematuros. Ellos han conseguido que el de un cordero sobreviva 12 días, pero advierten de que es complicado extrapolar los resultados a un feto humano ya que estos son mucho más pequeños que los corderos.
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Desde algunos sectores médicos, se teme que los úteros artificiales lleguen a reemplazar al embarazo tradicional en el futuro. Y ficciones como la macrogranja de bebés, ideada por el cineasta yemení Hashem Al-Ghaili, pudieran llegar a convertirse en realidad. Cápsulas de crecimiento en centros de gestación para una nueva era de la humanidad.