Desplomado y al borde de la muerte. Así se encontraron en el cuarto de un hotel estadounidense a un hombre de 47 años tras consumir fentanilo. Sin antecedentes médicos relevantes, su inhalación le ha producido encefalitis, es decir, una inflamación del cerebro. Una consecuencia que no se había registrado hasta este caso, a diferencia de otros relacionados con el consumo de la heroína inhalada.

"Cada vía de administración tiene sus propios riesgos. En el caso de la vía inhalada, supone una absorción muy rápida de la sustancia. Producen sedación, y cuando esta sedación es importante, se deprimen también los centros respiratorios y aparece el riesgo de una sobredosis", señala Claudio Vidal, psicólogo del programa de intervención Energy Control.

Según un informe médico, los restos de fentanilo encontrados en la habitación de la víctima tenían un origen ilícito. Esto es, como droga, y no como fármaco. "Se comercializa en dosis preestablecidas y con una pauta de administración muy concreta, mientras que en los mercados de droga la persona nunca tiene la certeza de qué es lo que va a consumir", añade Vidal.

Con un efecto 100 veces más potente que la morfina, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos alerta: este opiáceo sintético se ha convertido en la droga que más muertes por sobredosis produce en el país.