El rey rico de un país pobre. El viernes 8 de septiembre, cuando un terremoto de 6,8 azotó Marruecos, el rey Mohamed VI estaba en París de vacaciones. Casi un día entero tardó en regresar a un país que vivía una de sus peores catástrofes naturales en años, un seísmo que dejaba tras de sí miles de muertos. La ausencia de Mohamed VI ha sido duramente criticada, así como su decisión de aceptar únicamente la ayuda internacional de algunos países, entre los que no se encuentra Francia.

Precisamente en Francia es donde Mohamed VI ha venido pasando sus lujosas vacaciones varios años. En 2020, el monarca marroquí compró una mansión en el distrito 7 de París, donde se encuentran, además de la Asamblea Nacional, algunos de los puntos turísticos más conocidos de la ciudad, como la torre Eiffel o Los Inválidos, donde reposan los restos de Napoleón Bonaparte. El edificio había sido propiedad del príncipe Jalid bin Sultan al Saud, exviceministro de Defensa de Arabia Saudí e hijo del expríncipe heredero saudí, y aunque nunca se hizo público su precio de venta —"ambas partes prefirieron negociar en privado", explicaba a 'Le Figaro' la directora de la agencia inmobiliaria Belles Demeures de France y especialista en inmobiliaria de lujo, Marie-Hélène Lundgreen—, la casa estaba valorada en 80 millones de euros, aunque ella misma cree que se vendió por más.

La mansión en concreto tiene unos 1.600 metros cuadrados de espacio habitable y otros 1.400 metros cuadrados de zonas auxiliares (sótano, aparcamientos, terrazas...), lejos de los 1.000 metros cuadrados de los que habló inicialmente la prensa francesa. De haber sido vendido por esos 80 millones de euros, estaríamos hablando de unos 50.000 euros por metro cuadrado. Construido en 1912, el edificio tiene una decena de habitaciones, tres plantas de unos 500 metros cuadrados cada una, y un ático. A esto habría que sumarle una peluquería, una sala de juegos, una piscina, un spa, sala de reuniones, un jardín de unos 300 metros cuadrados y una terraza de 230 metros cuadrados, con vistas al centro de París.

Pero este no es el único edificio que tiene el rey de Marruecos en Francia. A unos 70 kilómetros al noroeste de París, el monarca tiene una finca de unas 70 hectáreas en Betz (Oise), donde se erige un castillo del siglo XVIII reconstruido antes de la Primera Guerra Mundial que adquirió su padre, el rey Hasán II, en 1972. El castillo cuenta con uno de los jardines más bonitos de todo Francia, diseñado por Hubert Robert e inscrito en el inventario general de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Ecología desde 1991.

El castillo de Betz (Francia), propiedad del rey de Marruecos

Todos los trabajadores del castillo tienen firmado un acuerdo de confidencialidad que les prohíbe revelar cualquier detalle sobre la vida privada de Mohamed VI, sobre sus bienes o sobre sus propiedades. Durante todo el año trabajan unas 20 personas, según explican desde 'Le Point', pero cuando está el monarca la plantilla se multiplica por tres. El salario de sus empleados —todos son vecinos de Betz— es tres o cuatro veces el salario mínimo.

Estos son solo algunos de los palacios de la familia real marroquí, que cuenta con más de una decena de palacios por todo el país, además de varias residencias privadas.

Las acciones (heredadas) de SNI y otros activos del rey

Mohamed VI heredó de su difunto padre una participación del 35% de la Société Nationale d'Investissement (SNI), ahora Al Mada, un 'holding' con participaciones en diferentes empresas que cotizan en bolsa, entre ellas el principal banco de Marruecos, Attijariwafa; la empresa de minería Managem Group; el productor de azúcar Consumar o la empresa láctea Danone. En 2015, la estimación del patrimonio de Mohamed VI había aumentado significativamente precisamente por el nuevo valor de los activos del SNI, pasando de los 2.100 millones a los 5.700 millones de dólares.

También según 'Forbes', el monarca alauí posee una parte sustancial de las reservas mundiales de fosfato. Los fosfatos son esenciales para la fabricación de fertilizantes para los cultivos, y dado que su síntesis en el laboratorio es imposible, el hecho de que Mohamed VI controle parte de estas reservas le da un poder considerable. Una de las zonas donde se encuentran parte de estas reservas de fosfatos es el Sáhara Occidental, precisamente punto de fricción clave en la región.

Los caprichos del rey Mohamed VI

En el año 2009, saltó una noticia a los medios de comunicación que llamaba ciertamente la atención: el rey Mohamed VI alquiló un transportador para trasladar desde Marruecos a Reino Unido su Aston Martin DB7, un deportivo que por aquel entonces sólo tenía diez años. Aunque no existe una lista oficial, se dice que tiene unos 600 coches de lujo, entre ellos el Mercedes Benz S500, un Range Rover y varios Lexus.

A esto se le suma, entre otras cosas, un reloj suizo hecho con cerca de mil diamantes, un Nautilus que cuesta más de 1,2 millones de dólares. En 2019 se hizo con un yate de 70 metros de eslora, el Badis 1, uno de los barcos más lujosos del mundo y que había pertenecido al multimillonario Bill Duker. La embarcación estaba valorada en cerca de 90 millones de euros.