La veintena de españoles que se encontraban atrapados en Wuhan, epicentro del brote de coronavirus, han abandonado la ciudad china en un avión británico y llegarán previsiblemente en la tarde de este viernes a la base aérea de Torrejón, en Madrid.

Ninguno de ellos presentó fiebre u otros síntomas del virus en los controles de temperatura realizados en el aeropuerto, por lo que todos pudieron embarcar en el avión, de la aerolínea Wamos Air y alquilado por Londres.

El Gobierno español ha indicado que el avión ha despegado finalmente rumbo a Reino Unido con 120 pasajeros a bordo, de los cuales 83 son británicos, 19 españoles, un polaco residente en España y una ciudadana china embarazada, casada con un español. En el vuelo también viajan dos matrimonios daneses y un ciudadano noruego, que también llegarán a España.

La hora estimada de llegada a Londres es a las 14:30 (hora española). Tras esta parada, el avión reanudará el vuelo con el resto del pasaje hacia Madrid. Así, el avión podría llegar a Torrejón a primera hora de la tarde.

Allí está previsto que dos equipos de Sanidad Exterior hagan una evaluación inicial de las personas a bordo del avión. El personal sanitario estará equipado con las medidas de protección específica en los protocolos españoles, es decir, guantes y mascarillas.

Una vez finalizado este proceso en el aeródromo, serán trasladados al Hospital Gómez Ulla de Madrid, dependiente de Defensa, donde guardarán una cuarentena de 14 días. Los sanitarios de este centro han recibido un curso para atenderlos durante ese tiempo. Durante su estancia en el hospital, los ciudadanos repatriados tendrán libertad de movimiento dentro del área de cuarentena.

Evacuación complicada

La planificación de la evacuación ha sido complicada y funcionarios británicos tuvieron que negociar con el Gobierno chino durante todo el jueves para cerrar los detalles, en permanente contacto con la diplomacia española en Pekín.

Las autoridades chinas no recomiendan evacuar a los extranjeros de Wuhan ya que consideran que podría ser contraproducente para la lucha contra la propagación de la enfermedad, aunque aseguraron que no lo impedirían.

En cualquier caso, no permiten que ningún extranjero que presente fiebre o síntomas de haber sido contagiado pueda subirse a un avión de repatriación; en el mismo aeropuerto han tenido que someterse a controles de temperatura. Pekín tampoco está dispuesto en principio a que los cónyuges chinos de ciudadanos extranjeros puedan viajar con ellos, lo que, en el caso de los españoles, afectaba a seis parejas mixtas.

El propio desplazamiento hasta el aeropuerto ha tenido que organizarse en automóviles privados, ya que la cuarentena en que se mantiene a Wuhan, con 11 millones de habitantes, prohíbe la circulación de vehículos a motor, salvo ciertas excepciones.

"Hemos tenido que buscar transporte preguntando a taxistas, a través de amigos y conocidos, en coordinación con el Consulado de España que nos pidió todas las matrículas para facilitarlas a los controles chinos y que nos dejen pasar", explicaba Oliver Cuadrado, minutos antes de recibir la instrucción del consulado para dirigirse al aeropuerto.

Ilusionados por volver

Oliver, entrenador de porteros del Wuhan Three Towns, ha aguardado inquieto en su casa con la maleta hecha, junto a la decena de compañeros españoles que trabajan para el mismo equipo, a que se produjera la ansiada llamada del consulado.

"Estamos contentos, aunque nerviosos por que todo salga bien y podamos estar finalmente fuera de aquí, es una mezcla de sentimientos", ha afirmado el técnico madrileño, consciente como el resto de sus compañeros de las dificultades que entraña la evacuación.

El director deportivo del club, el sevillano Pedro Morilla, ha explicado que tenían que llegar con seis horas de antelación al aeropuerto y pasar hasta dos controles del Ejército chino, donde les tomarían la temperatura y comprobarían si tenían síntomas de estar infectados por el coronavirus.

"Hoy por la mañana recibimos un correo electrónico de la Embajada de España en Pekín comunicándonos que hoy con casi toda seguridad se produciría nuestra repatriación", ha señalado.

"Estamos con muchísimas ganas de que se produzca todo, de montar en ese avión, llegar a Londres primero y luego a Madrid, donde, por supuesto nos vamos a someter a todos los controles que la sanidad española crea conveniente", ha apuntado, recalcando que tanto él como sus compañeros siguen "estando bien, sin ningún síntoma de la enfermedad".

Entre los técnicos españoles que trabajan para el Wuhan Three Towns, que esperaban impacientes la luz verde para salir al aeropuerto, se encontraba también Eduardo San José, a quien acompañan su mujer y sus dos hijos pequeños, de tres meses y dos años.