El régimen de Erdogan refuerza sus tics autoritarios, ya hay más de 6 mil personas detenidas, entre ellos muchos jueces: "Nuestro trabajo no ha terminado, haremos rápidamente una operación de limpieza. Nadie puede oponerse a la voluntad de la nación, daremos un merecido castigo a aquellos miembros de esta junta de pacotilla" ha dicho Binali Yildirim, el primer ministro de Turquía.

En los funerales la masa reclamaba la pena capital para los golpistas al grito "queremos pena de muerte" y Erdogan ha recogido el guante: "La voluntad del pueblo no se puede aparcar, es su derecho. Esto será discutido por las instituciones pertinentes de acuerdo a nuestra Constitución y tomaremos una decisión".

La oposición ha mostrado un frente común con el Gobierno pero se teme que el presidente aproveche esta intentona golpista para seguir reprimiendo a sus opositores. Francia ya ha anunciado que esto no puede ser un cheque en blanco: "No puede haber purgas, el Estado debe ser capaz de funcionar. A los que trataron de violar la democracia turca se les debe perseguir dentro del marco del Estado de Derecho" ha dicho Jean-Marc Ayrault, ministro de Asuntos Exteriores de Francia.

Y siembra dudas sobre si Turquía sigue siendo un socio viable en la lucha contra el Daesh: "Hay preguntas que hacer y van a tener que responderlas. Turquía es parcialmente un socio viable pero también hay sospechas. Vamos a ser honestos..." dice Jean-Marc Ayrault. Un clima de tensión dentro del país que se refleja también fuera de sus fronteras.