Entregan su fusil y reciben un cuaderno y un lápiz. Es el símbolo de la última liberación de niños soldado en Sudán del Sur. Un total de 130 niños han sido desmovilizados de dos grupos armados. Es un programa de UNICEF para reintegrarlos en la sociedad.

"Nuestro trabajo allí era buscar agua, cocinar y lavar la ropa. Nos obligaron a ir a capturar a más personas y traerlas ", ha contado una niña soldado liberada.

Arrancados de sus familias por milicias locales, algunos tienen 10 años. Apenas pueden levantar un fusil pero son obligados a matar y soportan todo tipo de abusos. Algunos no muestran su cara por temor a represalias.

"Cuando tuve la oportunidad de escapar, pensé en mi familia y me dije que ese mismo día tenía que volver a verla aunque me dispararan", ha relatado un niño soldado liberado.

Sin embargo, el regreso tampoco es fácil. Muchos son rechazados por su familia y su comunidad. Sampathi Perera, especialista en protección de UNICEF en Sudán del Sur ha afirmado que "a veces han sido forzados a cometer crímenes contra sus familias y comunidades, por lo que estos crímenes no son fáciles de perdonar.

Y si ya es difícil volver a donde no te quieren, hacerlo con secuelas lo hace aún más complicado. Sufren estrés postraumático y ansiedad. El 85% de los niños soldado sufren secuelas psicológicas. "El impacto psicológico es significativo, algunos niños están traumatizados", ha afirmado Sampathi Perera.

En el país más joven del mundo el uso de los más pequeños como soldados ha sido una constante. Se estima que a día de hoy 19.000 niños forman parte de las milicias. Niños que quizás no saben qué quieren ser de mayores pero que, de momento, sueñan con volver a ser niños.