Los abrazos son más fuertes hoy en las terminales de llegadas cuando el vuelo llega de Marrakech. Muchos españoles no han podido regresar hasta este lunes, pese a haberlo intentado, y la emoción es aún mayor de quienes llegan a España dejando allí a sus compatriotas.

Algunos de los que vuelven lo hacen utilizando el billete de vuelta que compraron cuando pensaban que con él regresarían de sus vacaciones, en vez de huyendo de una región asolada por un terremoto.

Roberto cuenta a laSexta que está asustado, pero al fin en casa. Intentó comprar otro pasaje que le trajera antes, pese a tener que pagar 1.500 euros por él. Pero al terminar el proceso de compra, la página o daba error, o el billete se mostraba ya vendido.

Como él, otros españoles nos cuentan que lo importante es haber superado ya "la peor experiencia de sus vidas". Mar Villar lo hace desde Oleiros, A Coruña, tras conseguir regresar sana y salva con sus dos hijos de 15 y 19 años.

Estaban pagando la cuenta en la azotea de un restaurante en la medina de Marrakech. De repente, todo empezó a temblar. Lo primero que pensaron fue que se trataba de un temblor de tren, pero al ver su imposibilidad, cayeron en que estaban viviendo un terremoto.

Los tres corrieron escaleras abajo, dos plantas, mientras junto a ellos caían las decoraciones de la escalera. Y por fin alcanzaron la calle, donde buscaron refugio en la amplitud de una plaza. "No nos atrevíamos a volver al riad por las estrechas calles, porque hemos visto muchos derrumbes", se grababa Mar contando esos instantes de aturdimiento.

En el deambular, sin soltar la mano de su hijo pequeño, recuerda pasar junto a una mujer sepultada bajo escombros, e intentar parar para ayudarla. Su hijo se lo impidió y después le dijo: "¿No viste que ya estaba muerta?".

Lo primero que ha hecho Irene al llegar al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha sido abrazar a su madre llorando. Enseguida nos contaba que fue horrible, que pensó que se iba a morir: "La habitación empezó a temblar, pensábamos que se nos caían encima las paredes, el techo...".

La misma situación describen otros pasajeros que llegan al aeropuerto Seve Ballesteros-Santander. Definen los instantes posteriores al terremoto "como una película de zombies, con sangre y destrucción por todas partes", pero también recuerdan con lágrimas a quienes han dejado allí: a los marroquíes, quienes muchos pasajeros españoles dicen que fueron los que les han brindado la única ayuda a modo de botella de agua, mantas, o aparentar una fingida calma.

Agradecen su hospitalidad, y muchos, pese a estar aún en shock, aseguran que volverán a la ciudad para apoyar de esta manera, con turismo, a nuestros vecinos.