Los franceses acuden a las urnas este domingo en la primera vuelta de las elecciones regionales que pueden resultar claves: no solo porque podrían indicar una tendencia de cara a las presidenciales del próximo año, sino que podrían otorgar el primer gobierno regional a la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN, en francés).

Unos 48 millones de ciudadanos están convocados a las urnas para renovar las asambleas regionales y departamentales en 13 regiones de la Francia metropolitana y cinco territorios de ultramar.

Los sondeos apuntan a que la formación RN, liderada por Marine Le Pen, podría ser la formación más votada en seis regiones en esta primera vuelta. En la segunda, el domingo que viene, podrían hacerse con su primer gobierno regional, el de Provenza-Alpes-Costa Azul, con localidades tan importantes como Marsella o Niza.

Le Pen ha salido reforzada durante la campaña por el resurgir de uno de sus temas fuerza: la ley y el orden. Todo ello, a pesar de que las regiones francesas carecen de competencias en materia de seguridad o policiales.

Esto coincide con los malos datos del partido de Emmanuel Macron, que carece de estructura territorial, y que podría sufrir un nuevo varapalo electoral. De acuerdo con los sorteos, La República en Marcha (LREM) no ganaría en ninguno de los territorios de la Francia metropolitana.

Se resquebraja el "frente republicano"

Hasta ahora, ha funcionado el llamado "frente republicano", el sistema por el que todos los demás partidos cooperaban en la segunda vuelta (a través de alianzas o de retirarse a la última ronda) a fin de que el mejor colocado ganara la elección frente al RN.

Pero ahora hay menos propensión a cooperar ya que los partidos de los dos grandes bloques (izquierda y derecha) quieren posicionarse como la mejor alternativa a Le Pen para las presidenciales y son más renuentes a renunciar a la segunda vuelta del domingo 27 de junio.

En el bloque de derecha, rivalizan el partido del presidente Emmanuel Macron (LREM) y el conservador Los Republicanos (LR, del expresidente Nicolas Sarkozy).

LREM es una formación con apenas cuatro años de existencia y con escasa implantación local, por lo que no puede aspirar a gobernar ninguna región, pero sí a ser decisivo en la segunda vuelta para derrotar a la ultraderecha.

El primer ministro Jean Castex urgió la pasada noche en un mitin electoral en Burdeos a hacer "todo lo posible" para evitar que el RN logre el control de ninguna región, ya que "no puede ofrecer soluciones" a los problemas del país.

Pero el LR tiene a tres presidentes regionales que aspiran a la reelección y albergan la ilusión de una candidatura presidencial (Xavier Bertrand, Valérie Pécresse y Laurent Wauquiez), por lo que su objetivo es más una derrota de Macron que del RN.

En la izquierda, el languideciente Partido Socialista (PS) trata de mantenerse como la fuerza de referencia frente al ascenso del populista Francia Insumisa (LFI) y de Los Verdes.

Si en la primera vuelta no hay ganadores por mayoría absoluta, las candidaturas con más del 10 % de los votos pueden participar en la segunda, y ahí entran las negociaciones entre partidos para intentar llegar a la nueva cita en mejor posición.

Los sondeos apuntan a que puede haber un récord de abstención, con parte de la población hastiada de la política y de las medidas estrictas impuestas para controlar la pandemia.

El mal tiempo que domina hoy buena parte del país, con una cuarta parte de los departamentos en alerta por el riesgo de tormentas violentas, tampoco animará a acudir a votar.

La votación se desarrollará con estrictas medidas de seguridad por la pandemia, que ya retrasó varios meses estas elecciones.