Joe Biden es ya el presidente electo de Estados Unidos. A la espera de que finalice el recuento en Alaska, Georgia y Arizona y se oficialice el resultado en diciembre, el candidato republicano ha obtenido 279 votos electorales tras ser elegido por 75.309.785 de estadounidenses en los comicios presidenciales.

La legislatura comienza el próximo 20 de enero, pero antes, el 14 de diciembre, los 538 electores que han sido elegidos en cada condado y estado efectuarán su voto. De esta manera, se dará a conocer oficialmente al que será el presidente del país durante los próximos cuatro años.

Si bien, parece que Donald Trump no se lo va a poner fácil a Joe Biden. El republicano ya está preparando a su equipo para dar batalla legal e impugnar los resultados de las elecciones. Desde el pasado 4 de noviembre, cuando se empezaron a conocer los primeros resultados, el magnate ha insistido en calificar al proceso electoral de "fraude" y en tachar de "ilegales" los votos emitidos por correo en algunos estados.

Y es que el hasta ahora presidente estadounidense asegura, sin ningún tipo de prueba, que en Wisconsin, Nevada, Michigan y Pensilvania -donde ha ganado el candidato demócrata- se ha cometido un fraude electoral.

Cada tribunal local es el encargado de emitir una resolución al respecto y dar luz verde a un nuevo recuento

Donald Trump, su familia y algunos dirigentes más afines a su postura insisten en dar batalla legal e impugnar los resultados de los comicios. Si bien, el republicano no cuenta con el respaldo de todo su partido. Algunos gobernadores ya se han distanciado y han llamado a aceptar los resultados electorales.

Pero, ¿se pueden impugnar estas elecciones? Lo cierto es que sí. Ambos candidatos tienen derecho a impugnar los resultados en diferentes estados si consideran que hay anomalías en el sufragio. Para ello, deben presentar pruebas o declaraciones que aleguen irregularidades en el proceso.

Cada tribunal local es el encargado de emitir una resolución al respecto y dar luz verde a un nuevo recuento. Si bien, la batalla legal puede llegar al Tribunal Supremo. Este sería, en última instancia, el que emitiría un veredicto y, por tanto, determinaría al ganador de las elecciones.

En el año 2000, la corte Suprema de Estados Unidos tuvo que declarar ganador de las elecciones a George Bush tras declarar que no se daría un nuevo recuento en el estado de Florida. El candidato demócrata, Al Gore, pidió que se volvieran a contar los votos en varios distritos electorales pero, finalmente, el juez suspendió este nuevo recuento y otorgó la victoria al partido republicano.