El delicado equilibrio de poderes en Estados Unidos dejará al próximo presidente a merced de lo que ocurra con la distribución de escaños en la Cámara de Representantes y, sobre todo, en el Senado.

De momento y, aun sin saberse el resultado definitivo, los demócratas conseguiran mantener el control en la Cámara de Representantes, pero les queda el reto de recuperar la mayoría en el Senado, una hipótesis aún en el aire.

El Senado de Estados Unidos está compuesto por 100 representantes, dos senadores por cada uno de los estados, y se renueva cada dos años. Cada vez que se convocan elecciones al Senado, se renueva un tercio de los escaños, por lo que el mandato de los senadores tiene una duración de seis años.

Con varios escaños aún por determinar y la posibilidad de que el reparto no concluya hasta enero, demócratas y republicanos están empatados a 47 senadores -resultado de la suma de los que se mantienen y los que se renuevan en estas elecciones-, según CNN. Sin el control del Senado, Biden vería muy limitado su margen legislativo, al contrario de lo que le ha ocurrido a Trump estos cuatro años.

El periodista Guillermo Fesser explica que podría suceder así algo parecido a lo que le ocurrió a Barack Obama en su primer mandato, cuando no tenía poder de decisión al no tener mayoría en esa cámara.

"Si no tienes mayoría en el Senado, el presidente puede cantar misa pero no se hace nada. Ya lo vimos con Obama al principio y estamos viendo con Trump lo contrario, hace prácticamente lo que quiere", ha explicado. Ahora mismo un escaño al Senado por Georgia, un asiento "fundamental" para la gobernabilidad del futuro presidente, previsiblemente el demócrata Joe Biden.

EEUU, sin presidente dos días después

Ante estos resultados, Trump se niega a perder la Casa Blanca y ya ha puesto en marcha la maquinaria legal. Su campaña ha iniciado una ardua batalla jurídica para frenar el goteo de votos en los estados 'clave'.

El candidato republicano ha anunciado que se querellará en Nevada, aún en pleno escrutinio, para detener el cómputo de los sufragios al asegurar que se están contando "votos ilegales". "Creemos que hay votantes muertos que han sido contados. También estamos seguros de que hay miles de personas cuyos votos han sido contados y que se han mudado fuera del condado de Clark durante la pandemia", aseguró ante la prensa el exfiscal general de Nevada Adam Laxalt, republicano.

En Wisconsin, ya teñido de azul, Trump ha exigido que se vuelva a hacer un recuento, mientras que en Michigan y Pensilvania han presentado sendas demandas para parar el escrutinio de votos. La primera de ellas, según apunta Reuters, ya ha asido desestimada. La motivación de todas sus querellas, que sus observadores no tuvieron la oportunidad de observar las papeletas durante la votación, por lo que podría haberse llevado a cabo un "fraude".

El equipo de Trump también ha hecho lo propio en Georgia, donde se ha sumado a un litigio para que el Supremo detenga el recuento, exigiendo que se localicen y vuelvan a contarse los votos de algunos condados. Sin embargo, su demanda ya ha sido desestimada por un juez.