Estados Unidos está viviendo uno de los momentos más decisivos de su historia política. Millones de ciudadanos norteamericanos están decidiendo quién será el próximo presidente del país en las elecciones de EEUU este 2020. Donald Trump o Joe Biden; republicanos o demócratas, la suerte está echada. No obstante, y al contrario de lo que pasa en España cuando hay elecciones, es necesario aclarar que quizá no conozcamos tan pronto como pensamos al ganador.

Pero ¿por qué puede que no sepamos los resultados de las elecciones la misma noche electoral? Porque el sistema de votación y recuento que se emplea en el territorio estadounidense es muy diferente y complejo de un punto a otro del país, y depende de muchos factores para garantizar tanto el derecho al voto de la población como la fiabilidad de los resultados que arrojen esta en las urnas.

Para coronarse vencedor, uno de los dos candidatos tiene que conseguir, al menos, 270 de los 538 votos electorales distribuidos en todos los estados del país. Es decir, más de la mitad. Estos votos, o delegados, están repartidos de forma proporcional al número de personas que vive en cada territorio: por ejemplo, California, que es el territorio que más tiene, cuenta con 55 votos electorales; Texas, con 38; o Carolina del Norte, con 15. Esto nos lleva a entender la importancia que tienen los llamados 'estados bisagra' o 'swing states' en estas jornadas electorales.

Es decir, los estados donde se podría decidir la victoria de Trump o de Biden. Estos son: Nevada, Arizona, Texas, Iowa, Minnesota, Michigan, Wisconsin, Ohio, Pennsylvania, Carolina del Norte, Georgia y Florida. Pero ¿qué son los votos electorales? ¿Por qué son 538? Este sistema cuenta con una peculiaridad: la población estadounidense no vota de forma directa, sino que se apoya en una serie de electores -esos votos electorales o delegados- que son los que efectúan el voto final en su nombre. El número de electores de cada Estado es igual al de miembros del Congreso (Cámara de Representantes y Senado).

De esta forma, los 538 electores, que han sido previamente elegidos por los ciudadanos de cada condado y estado, efectuarán su voto el próximo 14 de diciembre. Y por eso, el presidente investido será aquel que reúna un mínimo de 270 votos (más de la mitad) de dichos electores. Así las cosas, En Estados Unidos no gana, en principio, quien más votos tiene (votación popular, que habría llevado a Hillary Clinton a ganar a Trump en 2016), sino quien los tiene mejor repartidos en todo el país.

No es la única peculiaridad a destacar. Cada estado de EEUU, sea o no 'bisagra', tiene sus propios mecanismos para votar y realizar el recuento que 'dificultan' el dar con un ganador claro a las pocas horas de celebrarse las elecciones. Es fundamental tener en cuenta la hora a la que cierran los colegios electorales, que es diferente en cada estado. Para hacerse una idea, en la costa este lo han hecho a partir de la una de la madrugada (horario peninsular), mientras que en Alaska las últimas urnas cerrarán a las siete de la mañana (hora peninsular).

Estos factores, a no ser que haya un margen de victoria claro para Trump o Biden, podrían provocar un retraso a la hora de conocer los resultados. Pero hay más. Por poner varios ejemplos: hay estados en los que se puede revisar el voto por correo antes de la cita electoral. En otros sólo se permite hacer el recuento el mismo día, o justo después de haberse celebrado los comicios de forma presencial. Hay estados en los que se puede hacer el recuento incluso días después de las elecciones, lo que lleva a que un escrutinio realizado al 100% tarde en darse a conocer hasta semanas después de la jornada.

Ahondando en esta cuestión, la misma ley federal recoge que los condados tienen hasta el 8 de diciembre para contar las papeletas y resolver disputas, aunque no en todos los estados funciona así la ley: algunos tienen fechas límite más tempranas. Y además, el recuento oficial suele conocerse "a finales de noviembre y, a veces, se extiende hasta diciembre".

Antes del 4 de noviembre ya habían votado más de 97 millones de personas

A todo ello hay que sumar el alto porcentaje de participación que han registrado estas elecciones a través del voto por correo y el anticipado. Antes del 4 de noviembre, ya habían votado más de 97 millones de personas, cifra que supone alrededor del 70% del voto general de 2016. Aunque la pandemia de coronavirus puede haber provocado que haya descendido el voto presencial respecto a anteriores comicios, todo parece indicar que esta cita electoral marcará un antes y un después en Estados Unidos.

Por ello, aquellos que tengan la necesidad imperiosa de conocer quién está, al menos, más cerca de hacerse con la victoria tienen la opción de poner el foco de atención en los estados donde el voto es clave para decidir si triunfan los demócratas o los republicanos. Se han nombrado arriba: Arizona, Florida, Michigan, Carolina del Norte o Pensilvania son algunos de los territorios estadounidenses que pueden 'anunciar' por adelantado quién es el gran triunfador de EEUU este 4 de noviembre.