Con Europa en mitad de una guerra, no valía cualquier sitio. En medio del campo y discreto, era el mejor lugar para mostrar respeto a los alemanes, los derrotados. Muy cerca de Compiègne, una ciudad al norte de París, su ubicación fue un secreto hasta el último momento. Y así el 2419D empezó a ser conocido como simplemente "Vagón Compiegne".

Sólo se conservan unas pocas imágenes de la delegación francesa y alemana el 11 de noviembre de 1918 firmando el armisticio de la I Guerra Mundial.

"Se firmó a las 5:15 horas y a las 11:00 ya era efectivo. Los disparos pararos y se estableció la paz", explica Bernard Letemps, conservador del Museo del Armisticio.

Un recuerdo a los caídos que llegó a exponerse, pero que para Hitler significaba la humillación. Él lo pisó en 1940 y quiso que la rendición francesa se firmase en este mismo sitio. Se lo llevó a Alemania como un trofeo de guerra, pero después de la II Guerra Mundial el vagón desapareció.

Ahora su hermano gemelo, construido por la misma empresa, vuelve a las mismas vías que hace 100 años convertido en atracción turística y en un símbolo de paz.