El detenido por la masacre de Texas es Patrick Crusius, un joven inadaptado de 21 años y supremacista blanco. Cometió el tiroteo con el supuesto propósito de defender a su país del "reemplazo cultural y étnico provocado por la comunidad hispana".

En el manifiesto que publicó antes del tiroteo bajo el título 'La inconveniente verdad', Crusius utiliza en varias ocasiones la palabra invasión y se muestra fiel admirador del autor del atentado de la mezquita en Nueva Zelanda.

Natural de Allen Texas, condujo durante diez horas hasta El Paso, sabedor que ahí es donde mayor población hispana hay. Su arresto, no entraba en sus planes, pretendía morir en la batalla como un mártir.

"Mi muerte es inevitable... Ser capturado, en este caso, es peor que morir en el tiroteo porque, de todos modos, seré sentenciado a la pena de muerte", señalaba en el escrito.

Su condena no reparará el dolor de las familias de las 26 asesinados. Víctimas como la madre que murió protegiendo a su bebé o como un oficial del ejército muchos consideran un héroe y que, roto de dolor, lamenta no haber podido salvar a más niños.