Fueron 38 minutos de histeria colectiva. Más de un millón de personas en alerta por culpa de este mensaje: "Alerta de misil balístico, busque refugio de inmediato, esto no es un simulacro".

Todos pensaron que detrás estaba Kim Jong-un, pero no. El responsable fue un trabajador del servicio de emergencias hawaiano. Su supervisor le puso a prueba con un ejercicio de simulacro nuclear. Solo era eso, un ejercicio, pero él se lo tomó demasiado en serio.

"Parecía muy real. Nuestros supervisores no estaban en la sala. Estaba cien por cien convencido de que era real por eso envié el mensaje", afirma el trabajador.

Envió el mensaje, sembró el pánico y pocas horas después fue despedido. Ahora se ofrece a contarlo todo con una condición, que no se le reconozca: "No escuché en ningún momento la palabra ejercicio hasta el momento en que envié la alerta".

El error ha puesto fin a diez años de carrera. Aunque según sus superiores no era la primera vez. "Durante los últimos diez años ha confundido los simulacros al menos dos veces más", asegura Bruce Oliveria, brigadier general.

Abrumado por lo ocurrido, el responsable ha pedido disculpas: "Me siento muy mal por haber creado esa situación de pánico". Una tonta confusión que pasará a la Historia de Hawaii por haberles hecho pasar el mayor susto desde la Guerra Fría.