La fecha para que Teresa May ponga en marcha el artículo 50 para la desconexión está cada vez más cerca y ante la inminente salida de la Unión, Escocia reivindica su sitio. Ellos ya votaron en 2014 que no querían salir de Reino Unido pero, ahora dicen que las circunstancias han cambiado.

El Brexit no les gusta y piden "un nuevo referéndum". Para los expertos, esto es más una pataleta que una posibilidad real. "Al Reino Unido no le interesa que a la vez que se negocie el Brexit se esté celebrando un referéndum de independencia en Escocia", explica Miguel Ángel Benedicto, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Europea.

Por otro lado, en Irlanda del Norte pronto se cumplirán 20 años del acuerdo de paz. La frontera, ahora invisible entre las dos Irlandas, puede cambiar con la llegada del Brexit, convirtiéndose en frontera exterior de la Unión. Cargada ya de demasiada historia no solo puede sufrir su economía. "Puede hacer mucho daño, en la mentalidad de la gente que vive en la zona y sí que puede complicarle mucho la existencia y pueden rebrotar elementos que pensábamos que estaban extinguidos", asegura Salvador Llaudes, investigador del Real Instituto Elcano.

Además, en las últimas elecciones se ha vivido un momento histórico, por primera vez, el Sinn Féin se coloca muy cerca de los unionistas y aprovecha la situación para pedir un referéndum que implique a las dos Irlandas aliadas frente al Brexit. No ha sido el único. "El primer ministro Irlandés ha pedido que se incluya una cláusula según la cual pueda ser legal que en un momento determinado exista esa incorporación de Irlanda del Norte a la República de Irlanda", señala Salvador Llaudes.

Por último, Gibraltar, donde a pesar de las continua disputa entre España y Reino Unido por su posesión, los expertos opinan que este trocito de Reino Unido será el que menos quebraderos de cabeza de a Westmister. Demasiados fuegos abiertos para una Teresa May que pide "caminar juntos" por una oportunidad histórica.