El segundo Gobierno consecutivo de Antonio Costa, de nuevo en minoría pero esta vez más solo dado que carece de alianzas con la izquierda para toda la legislatura y buscará apoyos puntuales, lleva a Portugal a repetir como uno de los pocos países de Europa gobernados por partidos de corte socialdemócrata.

Lisboa se revalida en un grupo que componen Dinamarca, Suecia, Finlandia, Eslovaquia, Malta y España, cuyos Ejecutivos lideran el centroizquierda, y que acaba de menguar con la caída de los socialdemócratas en Rumanía tras una moción de censura.

Aunque también en Copenhague la opción es un Gobierno socialdemócrata en minoría, el caso de Portugal es especial por el auge económico que ha acompañado la primera legislatura de Costa, lo que ha dado a los socialistas lusos una fuerza y solidez diferente a la del resto de colegas europeos.

Ello explica en parte su subida en las elecciones legislativas, en las que aumentaron veinte diputados y se quedaron a diez de la mayoría absoluta, pero no solo.