Reconocer y combatir los abusos en la Iglesia es necesario, pero les ha costado siglos de historia y su explicación tampoco ha sido muy terrenal: "Un instrumento de Satanás. En los abusos vemos la mano del mal que no perdona ni la inocencia de los niños" ha dicho el papa Francisco.

La culpa de todo la tiene Satán, una forma como otra cualquiera de externalizar el problema. "¿Cómo que el problema de la pederastia es la acción del diablo? No mire usted el problema es que los obispos, abades y cardenales, siguiendo las explicaciones del Vaticano, han aplicado a raja tabla un manual de encubrimiento" asegura Miguel Hurtado, víctima de abusos.

Han conseguido llegar al Vaticano, llenarlo de purpurados pero, sus muros, apenas han temblado: "no habla de que a partir de ahora los obispos van a ser responsables y si encubren van a perder su puesto de trabajo, no habla de la necesidad de indemnizar económicamente a las víctimas", se queja Miguel Hurtado.

Para las víctimas no basta con asumir los criterios de Naciones Unidas, faltan medidas concretas y el pasado es demasiado turbio para tener fé.

Una cumbre histórica en la que el papa Francisco ha hablado de feminismo, como un machismo con faldas, y en la que, sorprendentemente, han sido ellas las que, a pesar de su estilo femenino, más duramente han azotado al demonio con su discurso.