El papa Francisco reza frente a las tumbas de Francisco y Jacinta, son dos de los pastorcillos a los que se les apareció la virgen en Fátima hace ahora 100 años. El pontífice visita por primera vez la basílica portuguesa para canonizarlos.

Medio millón de personas, venidas de más de 70 países, han aguantado bajo el sol durante horas para ver y recibir la bendición de Jorge Bergoglio.

"Ha sido muy emocionante, sobre todo un momento de silencio cuando el papa estaba orando fue impresionante", "La alegría en el corazón de los chicos es una alegría única", comentan dos de los asistentes a la canonización.

En la tradicional vigilia en la capilla de las Apariciones, Francisco rezó el rosario ante la imagen de la virgen de Fátima. Un símbolo que aún tiene incrustada una bala del intento de asesinato a Juan Pablo II.

Durante esta visita Portugal ha reforzado la seguridad en todo el país y ha suspendido temporalmente los acuerdos de la zona Schenguen. Tal y como es habitual, el papa también ha viajado rodeado de guardaespaldas. Aun así, él volvió a romper el cerco de seguridad, se bajó del papa móvil y caminó durante varios minutos saludando uno a uno a los fieles.