Localizan una patera a 25 kilómetros de la isla de Alborán, la fuerza aérea portuguesa graba la embarcación que viaja con 34 migrantes. Es entonces cuando un incendio que parece nacer en el motor se expande rápidamente obligando a los migrantes a lanzarse a la desesperada al mar.

Algunos consiguen aferrarse, poco después, al neumático de la lancha para mantenerse a salvo pero ésta acaba volteándose. La situación es crítica y la aeronave portuguesa lanza un bote salvavidas y ahí comienza la lucha en el agua de los migrantes subsaharianos para ponerse a salvo.

La patrulla lusa de Frontex alerta a salvamento marítimo español y un pesquero en la zona ayuda en las labores de rescate. Finalmente 33 migrantes son llevados a salvo al puerto de Motril y uno al de Almería al ser rescatado por un helicóptero.

Cuentan que vivieron momentos de "pánico y miedo", que pudieron acabar peor. Porque esta vez había un avión, con una cámara capaz de dar la voz de alarma. Si no hubiera sido así, sólo el mar habría sido testigo y cómplice de una tragedia más.