Algo tan sencillo y cotidiano como entrar en una peluquería se ha convertido en tema de gran polémica en Noruega. Una peluquera expulsó de su local a una joven musulmana que se cubría con un hijab, el velo islámico, y que no pretendía más que pagar por un servicio.

La peluquera ha sido condenada a una multa de algo más de 1.000 euros por un delito de discriminación por motivos religiosos contra la joven Malika Bayan. Condena histórica porque es la primera por este delito en el país nórdico.

La dueña de 43 años dijo durante el juicio que la invitó a ir a otra peluquería y que lo hizo por el hijab, ya que para ella es un símbolo de ideología islámica, del mal. Una reacción xenófoba que hizo que la joven se sintiera, relata ella misma, pequeña, estúpida, no integrada y herida. De las que van por dentro porque era incapaz de entender porque un pañuelo en la cabeza podía provocar esa reacción.

Hodne, la peluquera, es activa simpatizante de grupos xenófobos como Pegida y la Liga de Defensa de Noruega, y miembro de Stop Islamización de Noruega. Proclamando la islamofobia por las calles. También en redes sociales donde vomitaba frases como que el islam es mucho peor que el nazismo. Hechos que sirvieron para que la corte no tuviera ninguna duda de que la acusada actuó intencionadamente.