En California, los reclusos voluntarios son los primeros en llegar a extinguir las llamas ante un incendio. Son una pieza clave del equipo de bomberos desde hace décadas. Cumplen condena y apagan incendios, así rebajan su pena y pueden salir antes de prisión.

Ahora, unos 2.000 presos, junto a bomberos profesionales, combaten los 560 incendios activos en el Estado. Su objetivo es acabar con las impresionantes columnas de humo y con las enormes llamas que ya han arrasado con más de 300.000 hectáreas.

Seis personas han fallecido y 200.000 han tenido que ser evacuadas. "Es muy fuerte, me está cambiando la mentalidad", asegura una ciudadana.

Declarado el estado de Emergencia

En medio del caos, el gobernador de California ha tenido que declarar el estado de Emergencia.

El origen del fuego ha sido una tormenta eléctrica y una ola de calor inigualable. "Hubo 12.000 rayos en un periodo de 72 horas", ha dicho el gobernador. Además, en algunos puntos de California han llegado a alcanzar incluso los 54 grados, un valor no alcanzado desde hace más de 100 años.

Cientos de presos han dado positivo

Una situación agravada por la COVID-19. La enfermedad ha llegado a las cárceles que colaboran con los equipos de extinción y han tenido que cancelar el refuerzo de presos para sofocar las llamas. Al menos 220 reclusos han dado positivo en una de las prisiones y una docena de campamentos ya está en cuarentena obligatoria.

Por si fuera poco, las llamas también están a las puertas de las prisiones. El humo y las cenizas dificultan la respiración de muchos internos, algunos de ellos con problemas de salud. Mientras el virus y el fuego se propagan, las autoridades todavía no les han evacuado y las familias rozan la desesperación.