Se hizo llamar Jane Roe y gracias a ella el resto de mujeres de Estados Unidos, todas, pudieron decidir sobre su cuerpo. Era 1969 cuando, con 22 años, esta joven puso en jaque al país: alegó haber sido violada y estar embaraza.

La Corte Suprema tardó tres años en pronunciarse, pero cuando lo hizo, su sentencia fue el principio de algo.

"La mujer, en su libertad, puede decidir, en privado, si aborta o no", explica Gabriel Colomé, profesor de Ciencia Política. No sólo la mujer es libre para decidir, además, ningún Estado podrá legislar contra este derecho constitucional.

Era 1973 y 46 años después su legado podría estar en peligro. Alabama pone sobre la mesa un proyecto de ley que prohíbe el aborto, el más restrictivo del país, con una clara estrategia. "Intentar llegar al supremo para que este tenga que decidir sobre el tema", explica Colomé.

Y no está solo, ya que otros estados han comenzado a dar pequeños pasos. Según Alison Brysk, de la Universidad de Santa Bárbara, California, lo que intentan hacer es "negar seguros médicos para cualquier proceso del aborto o regular las clínicas".

Para los expertos, es un movimiento impulsado por Donald Trump y que, de nuevo, afectará a los más pobres. "Los que están en situaciones peores o que tienen menos recursos y menos podres, van a sufrir", apunta Brysk.

La partida ha comenzado y Trump sabe que tiene ventaja, él mismo quien se encargó de investigar y nombrar a esa decisiva Corte Suprema.