Tras casi 18 meses de guerra comercial, y la consiguiente escalada de aranceles, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado el cierre de la primera fase de un pacto con China que incluye la retirada parcial de aranceles y el aumento de las compras chinas de productos de EE.UU.

"Hemos acordado la primera fase de un acuerdo comercial muy grande con China. Han aceptado muchos cambios estructurales y enormes compras de bienes manufacturados, productos agrícolas y energéticos", ha afirmado Trump en su cuenta de Twitter. Asimismo, ha agregado que "los aranceles previstos para el 15 de diciembre no se aplicarán por el hecho de haber alcanzado el acuerdo".

"Comenzaremos las negociaciones sobre la fase dos del acuerdo de manera inmediata, mejor que esperar hasta las elecciones de 2020 (en Estados Unidos). Este es un acuerdo asombroso para todos", ha recalcado. En concreto, Trump señala que espera que China duplicará las compras anuales de productos agrícolas estadounidenses, hasta alcanzar un valor anual de 50.000 millones de dólares.

El mandatario ha recurrido a su hiperbólica ironía para describir el pacto: "Cariñosamente, le digo a los granjeros y agricultores que van a tener que comprar tractores mucho más grandes porque (el pacto) supone una enorme cantidad de negocio", ha asegurado al comentar la noticia poco antes de reunirse con el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, a quien ha recibido en la Casa Blanca.

De manera casi simultánea, el viceministro chino de Comercio, Wang Shouwen, ha confirmado que este acuerdo de la "primera fase" aborda temas como la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual, la expansión del comercio y el establecimiento de mecanismos para la resolución de disputas, entre otros.

"El acuerdo está en línea con las políticas chinas de reforma y apertura y sus necesidades de promover un desarrollo económico de alta calidad. Ayudará a fortalecer la protección de la propiedad intelectual, mejorará el entorno empresarial, ampliará el acceso al mercado chino y salvaguardará mejor los derechos e intereses legales de las empresas, incluidas las extranjeras, en China", ha asegurado.

El pacto implica, no obstante, que se mantengan aranceles del 25 % a importaciones chinas valoradas en 250.000 millones de dólares, junto con unos gravámenes reducidos del 7,5 % a importaciones adicionales valoradas en aproximadamente 120.000 millones de dólares, informa Robert Lighthizer, representante de Comercio Exterior de EEUU.

Un comunicado publicado por la agencia oficial china, Xinhua, asegura también que Estados Unidos se ha comprometido a retirar por fases los gravámenes que ambas partes se han ido imponiendo durante la disputa.

Lighthizer, quien estuvo al frente de las negociaciones junto con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, subraya que el acuerdo logra cambios estructurales significativos y completamente verificables, y logra reequilibrar las relaciones comerciales entre EEUU y China". Desde la comunidad empresarial se ha aplaudido el pacto de esta primera fase, aunque con una nota de cautela.

"Es una alentadora primer fase que fija el suelo ante un posible mayor deterioro de las relaciones bilaterales", ha indicado Craig Allen, presidente del US-China Business Council, que agrupa a más de 200 empresas estadounidense que hacen negocios en China. Allen advierte que "todavía es el principio" y que los "temas que encaran EEUU y China son complejos y diversos", por lo que "es improbable que se solucionen rápidamente".

Las negociaciones entre ambas partes habían sufrido varios sobresaltos, con informaciones contradictorias y críticas veladas, desde que en octubre se anunció un principio de acuerdo, por lo que supone una victoria de Trump, que ha hecho del proteccionismo y la guerra comercial con China una de sus principales prioridades. Las tensiones comercial entre las dos mayorías economías mundiales, que comenzaron el año pasado, han tenido profundas consecuencias mundiales.

En sus últimas previsiones de crecimiento mundial, publicadas en octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajaba sus proyecciones de expansión al 3 % este año, dos décimas menos que en julio, lastradas por las dudas que ha generado esta disputa.