Las agresiones a ciudadanos de origen asiático en Estados Unidos no cesan. La ola de violencia racista sigue creciendo contra esta minoría y desde el inicio de la pandemia se han registrado cerca de 4.000 ataques de odio. Una de las últimas es la que han sufrido Theresa y su amiga cuando caminaban tranquilamente por Manhattan y una mujer se encaró con ellas, les gritó que se quitasen la mascarilla y, con un martillo, comenzó a golpearlas en la cabeza.
Las chicas forcejearon con su agresora hasta que, finalmente, consiguen arrebatarle el arma. Ahora, la Policía trata de identificarla, pero ellas siguen con el miedo en el cuerpo. Concretamente, Theresa, de origen taiwanés, recibió siete puntos por una brecha en la cabeza pero lo peor, cuenta, es su miedo a salir a la calle. "Solo espero, como todo el mundo debería, que se detenga esta violencia", explica a los medios.
Este mismo terror siente Bruce después de haber recibido esta brutal paliza cuando esperaba con su hijo de un año frente a una tienda en San Francisco y un hombre lo atacó por la espalda. Asegura que, a raíz de lo sucedido, su "sentido de la seguridad se ha hecho añicos".
El único motivo que propició estas brutales agresiones fue su origen asiático. El mismo que en otro ataque en Baltimore, donde un hombre, armado con un bloque de cemento, accedió a una tienda y golpeó salvajemente a sus propietarias.
Estas agresiones que se suman a la brutal ola de odio contra asiáticos desde el inicio de la pandemia en Estados Unidos. El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha lanzado un urgente mensaje a la población: "Debemos detener el odio contra los asiáticos".