La Gran Muralla China es una de las siete maravillas del mundo moderno, pero su extensión dificulta su mantenimiento. Se trata de una fortificación construida entre los siglos V a.C. y XVI con más de 21.000 kilómetros de largo, aunque en la actualidad sólo se conserva algo menos de una tercera parte de ella. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, en 2015 la Administración Estatal de Herencia Cultural aseguró que un 10% de la muralla había desaparecido, o bien por falta de mantenimiento o por vandalismo.

Esta semana, la Policía del condado de Youyu, a unos 500 kilómetros de Pekín, la capital, ha anunciado la detención de dos personas por dañar una sección de la misma, de la dinastía Ming, al haber utilizado una excavadora para unos trabajos de construcción cerca de la misma. El 24 de agosto, la oficina de Seguridad Pública de este condado recibió un aviso de que se había cavado un hoyo en la Gran Muralla 32º, como se conoce a una fracción del muro construido entre los años 1368 y 1644, a la altura del municipio de Yang Qianhe.

Tras inspeccionar la zona, la Policía determinó que la Gran Muralla había sufrido daños irreparables a causa del uso de maquinaria pesada para, más tarde, encontrar una excavadora con la que estaban trabajando un hombre de 38 años y una mujer de 55. Si bien estaban trabajando cerca pero no en la misma muralla, habían utilizado el vehículo para excavar sobre una brecha natural para facilitar el paso de la excavadora y "ahorrar tiempo" al moverse de un lado al otro, provocando daños irreparables en la sección de la muralla.

La Gran Muralla china tiene más de 2.000 años de antigüedad. Se trata de una fortificación de defensa que se ha construido y reconstruido en múltiples ocasiones, con más de 21.000 kilómetros (estimados) de longitud. El tramo afectado forma parte de una de las extensiones de la dinastía Ming, durante la cual se construyeron bastos muros de ladrillo y piedra, considerados especialmente fuertes y resistentes.

Una imagen de la Gran Muralla de China

Con una torre de vigilancia bien conservada, esta zona está catalogada como reliquia cultural popular y área de especial protección e investigación. Pese a su extensión, las autoridades chinas han intensificado en los últimos años su estrategia de protección de la muralla, tomando medidas enérgicas contra el vandalismo. En 2006, el Gobierno chino aprobó una ley a nivel nacional para protegerla de actividades que pudieran dañarla, como la extracción de ladrillos o la construcción sin autorización. Desde el Ejecutivo, además, señalaban al turismo como una de las causas del deterioro de la muralla.

En 2021, tres nacionales fueron expulsados y añadidos a una 'lista negra' por haber grabado sus nombres en una sección de la muralla con un objeto punzante. Ese mismo año, dos turistas extranjeros fueron añadidos a esa misma lista de personas vetadas al complejo por acceder a una de las zonas de muralla prohibidas, una sección de la Gran Muralla cerrada al público por reparación.