Estados Unidos está
sumido en una crisis de inseguridad y enfrenta una amenaza terrorista "mucho
mayor de lo que la gente cree". Así justifica Trump haber hecho uso de los
poderes que la Ley Federal le otorga para vetar a migrantes y refugiados.
Algo que, dice, "hasta
un mal estudiante entendería", pero jueces y abogados obvian poniendo en
riesgo al país. Por eso anuncia más armas -legales y de las otras- para que las
Fuerzas de Seguridad combatan el crimen
Anuncia una política de
"tolerancia cero" contra toda agresión a policías, incluidos aquellos
que asegura les han demonizado, en velada alusión a quienes protestaron contra
sus abusos.
Anima a los agentes a
peinar los barrios y a buscar la colaboración ciudadana: "En cada vecindario,
vosotros conocéis a los ilegales; quiero que denunciéis a los malos, los
devolveremos a su país y lo haremos rápido".
Hablando de ilegales, ha vuelto a defender su muro, ya en fase de
diseño, ha dicho: "Será muy grande, una gran
ayuda y si no, que se lo pregunten a Israel". Trump agita el miedo y
blande mano dura.