Tensión en el Despacho Oval al menos ante las cámaras, el primer cara a cara Washington-Berlín no ha podido ser más frío. Trump no ha mirado prácticamente a Merkel a la cara, a pesar de que la canciller se esforzaba por sonreír amigablemente y darle conversación.

Ni siquiera cuando los periodistas han terciado pidiendo insistentemente un apretón de manos pero Trump ha hecho oídos sordos y la protocolaria escena no se ha dado. Sólo después ha parecido fluir la situación.

Han hablado de inmigración, uno de los temas por los que Trump más ha atacado a la alemana: "La inmigración es un privilegio, no un derecho y la seguridad de nuestros ciudadanos debe ser siempre lo primero".

Merkel le ha dicho que hay que atajar la inmigración irregular, pero no a toda costa: "Hay que acabar con el tráfico de seres humanos pero tratando bien a los migrantes, dándoles oportunidades". Preguntado por su incontinencia verbal en Twitter, raramente, dice Trump, se arrepiente.