El jefe del departamento de Policía del Capitolio, Steven Sund, ha dimitido tras el asalto al emblemático edifico para impedir la certificación de los votos y la ratificación de Joe Biden como próximo presidente de Estados Unidos, poniendo así en entredicho la labor de las fuerzas de seguridad.
La renuncia se produce después de que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pidiera la dimisión de Sund, quien también recibió críticas por parte del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, así como de otros legisladores que criticaron la actuación de las fuerzas de seguridad durante el asalto al Capitolio.
Los incidentes en el Capitolio se saldaron con cuatro muertos y decenas de detenidos, y han provocado preocupación ente los líderes políticos y congresistas que han alertado de la poca seguridad desplegada en torno al Capitolio en una jornada especialmente relevante y en la que ya se anticipaban disturbios debido al aliento por parte del presidente, Donald Trump, a sus seguidores para impedir la certificación de los resultados electorales.
Durante la toma, más de 50 policías del Capitolio y de la Policía metropolitana resultaron heridos y varios han sido hospitalizados con "heridas graves", según informó Sund. Además, según la información preliminar ofrecida por los medios estadounidenses, uno de los agentes heridos habría fallecido como consecuencia de las heridas, aunque la Policía del Capitolio en un primer momento desmintió esta información y aseguró que ningún miembro de las fuerzas de seguridad ha perdido la vida durante o tras los incidentes.
Sin embargo, horas después, la Policía del Capitolio ha confirmado la muerte del oficial Brian Sicknick que, tras participar en las labores de dispersión, volvió a la oficina, donde se desmayó, según recoge 'NBC News'. Así lo ha confirmado la portavoz de la Policía, Eva Malecki, que ha detallado que fue trasladado a un hospital, donde murió. Sicknick se convierte así en la quinta víctima mortal de la toma del Capitolio protagonizada por insurreccionistas el pasado miércoles.
Previamente, Sund había defendido a su departamento, asegurando que sus acciones durante la toma fueron "heroicas" y que tenían un "plan robusto" para hacer frente a las esperadas manifestaciones, que se sabía se iban a producir desde hacía días.
Además, Sund había calificado como "comportamiento criminal" los incidentes y había asegurado que estaba investigando lo ocurrido, así como la planificación de la seguridad y los procedimientos puestos en marcha. En este sentido, había matizado que el plan no contemplaba "este tipo de disturbios". La renuncia de Sund se hará efectiva el 16 de enero, cuando dejará de ser el jefe del departamento de la Policía del Capitolio.
Recompensa económica por información sobre los asaltantes
Por su parte, el FBI ha ofrecido una recompensa de 50.000 dólares (unos 40.700 euros) para quien pueda ofrecer información que conduzca a la ubicación, arresto y condena de las personas responsables de las bombas caseras encontradas en Washington el miércoles, coincidiendo con la irrupción de manifestantes en el Capitolio. Las fuerzas de seguridad recibieron dos alertas por bombas, una en cada una de las sedes de los dos partidos estadounidenses, el Republicano y el Demócrata.
Asimismo, ha pedido la colaboración ciudadana para identificar a quienes "entraron ilegalmente en el edificio del Capitolio", tal y como han transmitido a través de su cuenta de Twitter.