La comparecencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el proceso que le puede costar la destitución ha concluido y queda pendiente el debate previo a la votación final. Su intervención se prolongó durante casi 14 horas, en las que respondió las preguntas de los 48 senadores que se inscribieron para hablar.

Esta fue la primera comparecencia de Rousseff en el Senado desde que el 12 de mayo pasado se estableció el juicio político y fue suspendida del cargo, asumido por su entonces vicepresidente Michel Temer, quien seguirá en el poder si ella finalmente es destituida.

En su discurso y a lo largo del interrogatorio, Rousseff denunció que el país está "a un paso de un golpe de Estado", y expresó su temor a la "muerte de la democracia" y a que no tengan continuidad las mejoras sociales que se alcanzaron durante su Gobierno y el de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.

También dijo que "ni mínimamente" se ha probado que hubo intencionalidad por su parte al firmar los decretos con los que alteró el presupuesto y por los que se le acusa de haber cometido un "delito de responsabilidad", que la Constitución establece como un motivo para la destitución del jefe de Estado.

En su alegato final, pidió a los senadores que tengan "conciencia" al votar, y les advirtió de que es "muy grave apartar a una presidenta de la República sin delito de responsabilidad", lo que será una "herida muy difícil de ser curada".

El presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, que preside el juicio político como garante constitucional, suspendió la sesión hasta las 10.00 hora local del martes (13.00 GMT).

Durante el debate final, los 81 senadores podrán hablar durante diez minutos y la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media cada uno, con derecho a sendas réplicas de una hora, por lo que, si se respetan los tiempos, la sesión se puede extender 18 horas. Una vez acaben las deliberaciones, se hará la votación final, de forma nominal, lo que previsiblemente ocurrirá la madrugada del miércoles, según cálculos del presidente del Senado, Renán Calheiros.

Para que se apruebe la destitución será necesaria una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre los 81 senadores, una cifra que se presume accesible para los favorables a la salida de la mandataria. En dos votaciones previas de fases anteriores del proceso en la Cámara Alta, los que apoyaron la destitución de Rousseff sumaron 55 y 59 votos.