El duro camino de los refugiados no termina cuando llegan a un país en el que establecerse. Entonces, empieza un periplo de burocracia, de intentar conseguir una vivienda sin avales, sin nómina, encontrar empleo sin dominar el idioma y sobre todo ante la desconfianza de los demás.
El duro camino de los refugiados no termina cuando llegan a un país en el que establecerse. Entonces, empieza un periplo de burocracia, de intentar conseguir una vivienda sin avales, sin nómina, encontrar empleo sin dominar el idioma y sobre todo ante la desconfianza de los demás.
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