La conocida frase: “El conocimiento es poder” —atribuida en algunas ocasiones a Thomas Hobbes y en otras a Francis Bacon— ha cambiado levemente de sujeto con el paso del tiempo. El poder ya no lo ostenta el conocimiento, sino la información. En una sociedad dominada por las nuevas tecnologías, las redes sociales y la inmediatez, estar bien informado nunca ha sido tan fácil y tan difícil al mismo tiempo. Y, como recuerda la ONU, en el contexto de la pandemia su libre acceso se hace más importante que nunca.

Este 28 de septiembre se celebra un Día Internacional del Acceso Universal a la Información centrado “en el derecho a la información en tiempos de crisis y en las ventajas de contar con garantías constitucionales, estatutarias y/o normativas para el acceso público a la información”, escriben las Naciones Unidas. Ante un mundo ya inestable de por sí, la llegada del coronavirus ha hecho que la información se vuelva confusa, proliferen los bulos y que, en muchas ocasiones, la ciudadanía no sepa cómo actuar.

Si bien esto ocurre en Estados con una democracia saludable, en otras zonas del mundo más restrictivas las personas que intentan hacer periodismo son atacadas, detenidas y menoscabadas. “Más que nunca, la sociedad debe obtener un acceso equitativo al conocimiento y expresarse a través de medios libres y pluralistas”, incide la UNESCO. Ya no es por la pandemia. Es por derechos humanos.

Para la entidad, la información no solo nutre las mentes de la sociedad, sino que es capaz de cumplir tres objetivos: “Salvar vidas, fomentar la confianza y ayudar a la formulación de políticas sostenibles a lo largo de la crisis de COVID-19 y más allá de ella”.

La variedad de medios de comunicación, el pluralismo y el desarrollo de la radio y la televisión suponen acciones fundamentales para los entes que luchan por el desarrollo mundial. Así lo afirma también la UNESCO, que se encarga junto con la ONU del Programa Internacional del Desarrollo de la Comunicación (PIDC). “Por razones políticas y éticas, la cooperación multilateral es la forma más adecuada de promover el desarrollo de los medios”, insiste la organización.

Se han movilizado unos 120 millones de dólares solo para crear medios de comunicación plurales en el mundo. En total son 2.000 proyectos los lanzados desde la década de los 80 y, como informa la UNESCO, la gran mayoría de ellos se han dividido en tres zonas: Latinoamérica, África y Asia.

“Solo cuando los ciudadanos sepan cómo son gobernados podrán hacer que sus gobiernos rindan cuentas por sus decisiones y acciones”, incide la ONU. Para la entidad, estar informado en el día a día es sinónimo de estar informado en las urnas. No obstante, la definición de libertad de información va más allá de la mera pasividad mediática: “Las personas deben tener derecho a recibir y difundir información.

Esto forma parte de otros dos derechos fundamentales, apunta la organización: la libertad de expresión y la libertad de prensa. “Los medios de comunicación juegan un papel crucial en la capacidad del público para buscar y recibir información”, concluyen las Naciones Unidas.