Pocos minutos antes de las 04.00 hora local (02.00 GMT), las oficinas de estos medios fueron avisadas de que una bomba explotaría "en 20 minutos", en cierta dirección del municipio suburbano de Vyronas, en el sureste de Atenas, donde más tarde se descubrió que reside el fiscal.

La persona que realizó la llamada recalcó que no se trataba de una broma, y la Policía se movilizó inmediatamente para acordonar la zona y pedir a los vecinos que no salieran de sus casas, mientras los expertos en desactivación de artefactos explosivos estudiaban la calle.

Los expertos encontraron la bomba en una motocicleta aparcada frente a la casa del fiscal y la desactivaron. "Fuimos avisados por la Policía de que un artefacto explosivo fue encontrado en el baúl de una moto. He visto el mecanismo con mis propios ojos", contó Doguiákos al canal de televisión Antenna.

Según informó la Policía, el artefacto es similar al que explotó en diciembre de 2017 ante el Tribunal de Apelaciones de Atenas, sin causar víctimas, y cuya autoría fue reclamada por el grupo de guerrilla urbana Combatientes del Pueblo.

Según Zougla.gr, la desactivación ocurrió pasados los 20 minutos en los que la bomba supuestamente debía explotar y se cree que no lo hizo por un problema en el cableado.

Según medios locales, en su papel como fiscal adjunto del Tribunal Supremo, Doguiákos se ha encargado de procesos muy relevantes, como el caso contra la dirección del partido neonazi griego Amanecer Dorado por asesinato y dirección de banda criminal o el escándalo Siemens, una de los mayores tramas de corrupción desde el fin de la dictadura en Grecia.

Este tipo de ataques, que normalmente causan daños materiales pero no personales, son relativamente frecuentes en Grecia y en los últimos años suelen ser reivindicados por miembros del entorno anarquista.