Más de 9.700 kilómetros cuadrados de la Amazonia se han deforestado en el último año, una superficie equivalente a la de la Comunidad Foral de Navarra y que representa un aumento del 30% con respecto al año anterior.

Se trata de un problema en ascenso desde 2012, pero que, según han denunciado indígenas brasileños, se ha intensificado con la llegada de Bolsonaro a la presidencia del país.

"La Amazonia está siendo nuevamente amenazada por un Gobierno de extrema derecha que, a toda costa, quiere explotarla para su destrucción", ha expresado uno de ellos, Diraman Tuxá.

Al presidente, que llegó a afirmar que "es una falacia decir que la Amazonia es Patrimonio de la Humanidad", lo acusan de acelerar la deforestación al "institucionalizarla".

"El Estado institucionalizó una especie de genocidio llamado 'ecocidio'. Se trata de un crimen contra el medioambiente", ha señalado Tuxá.

Desde principios de 2019, se han registrado más de 81.700 incendios en la selva amazónica, la mayoría el pasado verano. En relación a estos, los indígenas han señalado también a los grandes empresarios agríolas.

Estos, según ha explicado Erick Terena, calcinan la tierra para después enriquecerse con cultivos como "caña de azúcar, soja o maíz".

Por ello, un nutrido grupo de indígenas ha recorrido más de una decena de países europeos con el fin de denunciar la situación crítica de la Amazonia, así como la violencia que sufren, y pedir que no se consuman productos provenientes de tierras deforestadas.