Decenas de venezolanos se han concentrado en varias zonas de Caracas y el interior del país, un día después del levantamiento militar encabezado por el jefe del Parlamento opositor, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de naciones.

Las manifestaciones callejeras de este Primero de Mayo habían sido convocadas tanto por el Gobierno de Maduro como por sus detractores.

Guaidó, entre fuertes medidas de seguridad y subido en un coche, ha reaparecido en una de las convocatorias, donde ante centenares de personas, ha llamado a seguir adelante con la 'Operación Libertad'.

Jan Guaidó, en una de las concentraciones convocadas en Caracas un día después del alzamiento militar

"Hay que continuar hasta lograrlo", insistía el líder opositor. Los manifestantes se han lanzado a las calles desde primera hora, incluso algunos han tratado de rodear la base militar de La Carlota, donde se dio el connato levantamiento.

Unas demostraciones que han sido respondidas con gases lacrimógenos por parte de la Guardia Nacional Bolivariana y en redes por el propio Maduro, que ha colgado un vídeo junto a un mensaje contra lo que llama injerencias, golpismo y el enfrentamiento armado.

El chavismo también ha estado representado en las calles, aunque a falta de la presencia del líder bolivariano, en la principal manifesatción en Caracas ha estado el número su número dos, Diosdado Cabello.

Entretanto, el opositor Leopoldo López permanece dentro de la residencia del embajador español en Venezuela, Jesús Silva, adonde para solicitar protección tras haber burlado el arresto domiciliario en que se encontraba, por estar cumpliendo desde 2014 una condena de casi 14 años.

De acuerdo con el balance facilitado por el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social, Foro Penal y PROVEA, una persona murió, más de cien resultaron heridas y al menos 119 fueron detenidas en Caracas y otras ciudades venezolanas por los choques entre uniformados y manifestantes.

La comunidad internacional mira atenta a Venezuela ante lo que podría ser el desenlace de una crisis política de larga data cuyas consecuencias humanitarias han empujado a más de tres millones de personas hacia los países vecinos.