Un hombre, sólo un hombre, desarmado contra un tanque de 36 toneladas. Intenta evitar su avance. Mantener viva la revuelta. La que hace unos minutos han matado a tiros. El ejército chino entraba en la plaza de Tiananmén aplastando mes y medio de protestas para pedir reformas democráticas. Según el gobierno chino, era lo que tenían que hacer: "Fue la política correcta".

30 años después, seguimos sin saber cuántos muertos hubo. Cada año, las madres de Tiananmén, piden verdad y justicia. 55 de ellas han muerto sin obtenerlas. "El Gobierno lo único que ha hecho es borrar Tiananmén. Tú pones la palabra en Internet y se bloquea. Las personas que se arriesgan a conmemorarlo son detenidas", explica María Baeza, coordinadora de China en Amnistía Internacional España.

China sigue siendo una dictadura y la petición de reformas democráticas ha perdido vigor. "La mayor parte de la población china comparte el discurso oficial del Gobierno, que es un contrato social basado en la existencia de un régimen paternalista que ofrece oportunidades de desarrollo económico a cambio de obediencia de la población. La falta de libertad de información, el control que ejercen las autoridades sobre el sistema educativo, facilita que exista esta visión. Ahora, también es cierto que la mayor parte de la población china es muy materialista y prioriza ese materialismo frente a las libertades civiles", asegura Mario Esteban, analista del Real Instituto Elcano.

Ante el temor de que la mejora de la situación económica lleve a reclamar mayores libertades, Pekín ha apostado por la tecnología. Y no sólo como herramienta de vigilancia. "Dar un paso más e ir a la ingeniería social. Con el uso de inteligencia social, con el uso de big data", desvela Esteban. Con herramientas como el carnet por puntos de buen ciudadano pretende crear una sociedad a medida.