"El Katrina recuerdo que causó más de 120.000 millones de dólares, pero teniendo en cuenta el número de hogares y negocios afectados por este huracán, creo que el coste superará los 120.000 millones. Probablemente se sitúe entre los 150.000 y los 180.000 millones de dólares", ha declarado el gobernador de Texas, Greg Abbott, en la cadena de televisión norteamericana 'Fox News'.

Abbott ha comparado el huracán Harvey no solo con el Katrina, que devastó Nueva Orleans y sus alrededores en 2005, sino también con 'Sandy', la tormenta que alcanzó el noreste de Estados Unidos en 2012. Asegura que el actual "es mucho más mayor que Sandy". El gobernador apuesta por que el Gobierno federal contribuya a la reparación de los daños. La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya ha trasladado al Congreso un presupuesto de 7.850 millones de dólares, que Abott ha calificado como un "desembolso inicial".

"Hay un largo camino para reconstruir la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos y toda la región", ha concluido. Por su parte, el director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Brook Long, ha animado a las autoridades estatales y locales a que apoyen también el proceso de reconstrucción. "Necesitamos autoridades políticas en todos los niveles" que pongan todos sus esfuerzos en la recuperación. "No pueden depender solo de la gestión federal de emergencias", ha remarcado Long.

Harvey tocó tierra el 25 de agosto como el huracán más fuerte que golpea Texas en los últimos 50 años. Actualmente 47 personas han muerto y más de un millón han tenido que ser desplazadas a consecuencia del huracán, que ha causado inundaciones en un área de más de 480 kilómetros.

Casi 200.000 hogares han sufrido daños por las inundaciones y cerca de 12.600 han quedado destruidos en todo el estado de Texas, según informó el departamento estatal de Seguridad Pública. Se calcula que más del 25% de la población de Houston, la ciudad más damnificada, se ha visto afectada y al menos 75 escuelas han sufrido daños graves. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) informó el sábado de que va a monitorizar las antiguas zonas industriales contaminadas, por el peligro de que puedan propagar toxinas.