El príncipe Harryparece haber ganado una batalla dentro de su guerra contra los poderes mediáticos británicos. El editor del Mirror Group Newspapers (MGN), que aglutina a los sensacionalistas Daily Mirror o Sunday People, ha confesado ante el Tribunal Superior de Londres que contrataron un detective privado para espiarle en un club nocturno. Es la única ilegalidad que admiten.

Harry les acusa de entrometerse en su intimidad durante casi dos décadas. Un hecho que, según sus memorias recogidas en el libro Spare (En la sombra), causó una gran angustia e inseguridad tanto para él como para su entorno. Un ejemplo es su ruptura con Chelsey Davy. Según David Sherborne, abogado de Harry, periodistas del Mirror se infiltraron en un hotel para seguir a la pareja. Una persecución por la que ella acabó rompiendo con el príncipe.

Su abogado también ha recordado las imágenes del funeral de Diana de Gales, y ha indicado que, desde ese momento, Harry fue sometido a métodos ilegales para obtener información. Sin embargo, Mirror no reconoce la acusación más grave: haber pinchado los teléfonos de la Casa Real británica entre 1995 y 2004.

El grupo mediático se defiende y argumenta que parte de la propia familia real era una de las principales fuentes de filtración, algo que habría distanciado aún más al joven del resto de sus pariente. Sin embargo, aún habrá que esperar dos meses al final del juicio pero, por el momento, se desconoce si la disculpa también implicará una compensación económica.