El chef español Daniel Sancho salía en la mañana de este lunes, 7 de agosto, de la comisaría de Koh Pha Ngan agradecido por el buen trato, según ha indicado, de la Policía tailandesa; también, dispuesto a "colaborar en todo lo posible". En la isla vecina se ha visto con el juez, que le ha enviado a prisión a la espera de juicio.

Ya está en la cárcel de Koh Samui, al sur de Tailandia. "Lo siento mucho", decía, lacónico, durante el traslado. Poco antes, el corresponsal de EFE en la zona lograba hablar con él. Le habría confirmado su confesión: "Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal, pero era una jaula".

Declaraciones que apuntalarían los que ya manejan como posibles móviles del crimen autoridades y medios locales: una discusión bien por celos o bien por una 'proposición indecente' por parte de la víctima, el cirujano colombiano Edwin Arteaga, a la que el chef español se habría negado.

Sea como fuere, la policía insiste en que el asesinato estaba "muy preparado". El jefe la comisaría contaba a los medios locales que Daniel Sancho mostraba "claros signos de estrés" tras su arresto, el viernes, y durante su declaración. Y que, incluso, se temió que tratara de quitarse la vida, por lo que se dispuso vigilancia constante para evitar un suicidio. Inicialmente, Sancho negó tener vinculación alguna con la muerte pero el sábado -siempre según las autoridades locales- ya confesó.

Cuatro días de preparativos

El caso es que, según recoge el relato policial, Sancho llegó a Kho Pha Ngan el lunes pasado. Al día siguiente, martes, fue de compras: bolsas de basura gigantes, cuchillo carnicero, guantes, estropajos de acero... y las cámaras le grabaron. El miércoles, día 2, Daniel recogió a Edwin, comieron y pasaron la tarde. Llegaron juntos al hotel, que había reservado el colombiano... y ahí se pierde el rastro de éste. Según la policía tailandesa, Sancho le descuartizó presuntamente en 14 partes y empezó a deshacerse de ellas tirándolas al mar y la basura. Al día siguiente, jueves 3, en el vertedero local encontraron algunos restos.

Daniel se fue de fiesta y sólo después denunció la desaparición de su amigo. Los conocidos del colombiano se muestran consternados, señalan contradicciones y piden justicia. "Fui yo quien preguntó por Edwin, no era normal que desapareciera así", nos ha contado una de sus amigas. "El tal Sancho me contestó desde comisaría, como haciéndose el extrañado de que le hubieran detenido", añade Viviana Ordogoiti.

Mientras se aclara este macabro asesinato, el consulado español en Tailandia le ha ofrecido asistencia legal y psicológica.