A partir de este martes, Polonia cierra uno de sus pasos fronterizos con Bielorrusia por la crisis migratoria, que va en aumento. El gobierno polaco denuncia no solo que las autoridades bielorrusas permiten el paso de 4.000 migrantes hacia su territorio sino que además, se lo facilitan: dicen que les dan herramientas para romper el alambrado. En las imágenes que acompañan este vídeo se observa cómo, con palas y hasta con cizallas, miles de migrantes, la mayoría kurdos, tratan de romper las concertinas de la frontera.

Los migrantes proceden, fundamentalmente de Siria, Irak y Afganistán. Los militares polacos intentan evitar que avancen con gases lacrimógenos que terminan inhalando niños; menores que tratan de evitar la escalada de tensión: "Por favor no queremos pelear. Nuestro gobierno ha matado a todo el mundo". Pero Polonia insiste en que Bielorrusia está azuzando a estos migrantes a llevar a cabo una invasión.

Precisamente, las autoridades polacas han anunciado este mismo lunes medidas de refuerzo en la frontera ante lo que han venido a denominar "amenaza" -refiriéndose a la llegada masiva de migrantes- y han advertido además de que puede producirse una "escalada" de acciones militares en la zona. Piotr Müller, portavoz del Gobierno polaco, ha asegurado que su país se está enfrentando a "provocaciones" de funcionarios bielorrusos.

Además, ha agregado que se espera que haya una intensificación de las situaciones de conflicto en la frontera entre los dos países. En este sentido, el portavoz del Ejecutivo polaco ha afirmado que "las fronteras polacas están siendo atacadas de manera organizada". En esta cuestión ha ahondado el portavoz del coordinador de los servicios de inteligencia polacos, Stanisław Żaryn.

"Según la información más reciente, este enorme grupo de migrantes está bajo el control de las fuerzas armadas bielorrusas, que deciden dónde pueden y dónde no pueden ir", ha expuesto Żaryn en relación con la participación de responsables bielorrusos en el movimiento de esas personas. Un problema del que parece ser consciente la Unión Europea. Según Bruselas, el presidente bielorruso está vengándose de las sanciones impuestas a su país.

Se da así un conflicto en el que los peores parados son, como siempre, los civiles: cerca de 4.000 personas que acampan en gélidos bosques mientras sufren agresiones de ambos bandos. Otros 10.000 podrían intentar llegar a Polonia en los próximos días. Además, tanto Polonia como Letonia y Lituania han declarado el estado de emergencia en los últimos meses por el incremento de la llegada de inmigrantes irregulares desde Bielorrusia.