Corea del Norte ha lanzado un misil balístico intercontinental (ICBM), lo que supone su primera prueba de este tipo en casi cinco años. El misil ha caído en el mar de Japón, a unos 150 kilómetros de la costa de Hokkaido, al norte el archipiélago nipón.

Pionyang enfatiza así la ruptura de la moratoria que se había autoimpuesto en este terreno antes de su primera cumbre con EE.UU. en 2018. Con este gesto, el país, enfrascado en continuas pruebas de armas (con la de hoy son 12, cifra récord, en lo que va de 2022), culmina más de tres años de creciente desconexión, tanto con Washington como con Seúl, tras la fracasada cumbre de Hanói de 2019.

Los medios norcoreanos han informado de que el misil voló unos 1.090 kilómetros alcanzando una altura máxima de unos 6.248 antes de caer en el mar de Japón, alcanzando cotas de vuelo no logradas antes con anterioridad por su ejército.

Esto apunta a que el ICBM se lanzó con un ángulo muy abierto para trazar una parábola muy espigada y que se trataría del llamado Hwasong-17, un nuevo ICBM que aparenta tener un alcance de unos 15.000 kilómetros, suficiente para alcanzar Washington, Nueva York o cualquier punto de Europa directamente desde Pionyang.

Por su parte, el primer ministro de Japón a afirmado que el último test armamentístico norcoreano es "temerario" e "inaceptable". "Tomaremos medidas de ahora en adelante, incluyendo sanciones, en colaboración con Estados Unidos y Corea del Sur", ha prometido Kishida, en declaraciones a los medios japoneses a su llegada a Bruselas.

Joe Biden cierra filas con Japón

Después de conocerse el lanzamiento, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha cerrado filas con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida. Biden se ha reunido con Kishida en Bruselas, justo antes de que comenzara la cumbre de líderes del G7 sobre Ucrania, y ambos "condenaron rotundamente" el lanzamiento del misil yhan acordado "seguir trabajando juntos para conseguir que Corea del Norte rinda cuentas".

"El presidente Biden expresó al primer ministro Kishida nuestro compromiso inquebrantable con la seguridad de Japón y de Corea del Sur", indica la Casa Blanca en un comunicado. No obstante, la Casa Blanca no confirma que el proyectil lanzado fuera un ICBM, como sí ha indicado el Ejército surcoreano.

Este lanzamiento, asegura Estados Unidos, "supone una violación descarada de múltiples resoluciones de la ONU y sube innecesariamente la tensión, además de suponer un riesgo de desestabilización de la seguridad en la región".