El Gobierno de Alemania ha anunciado que paraliza el proceso de aprobación del gasoducto 'Nord Stream 2', una infraestructura estratégica para trasladar suministro desde Rusia sin pasar por Ucrania, en respuesta a la escalada de tensiones en Kiev, según fuentes gubernamentales citadas por la agencia DPA.
La presión sobre el canciller, Olaf Scholz, para que adoptase una decisión en este sentido venía creciendo ya en las últimas semanas y el detonante final ha sido el reconocimiento por parte de Rusia de la independencia de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk. Se trata de la primera gran reacción de occidente contra los últimos movimiento de Putin.
Entre los países más críticos con Berlín ha estado EEUU, pero Scholz por ahora no había formulado ninguna promesa al respecto. En sus visitas a Washington y a Moscú, evitó vincular públicamente el futuro del 'Nord Stream' a una potencial invasión rusa sobre Ucrania. El gasoducto, que conecta la reservas rusas con la zona occidental de Europa a través del mar Báltico, está ya completado, pero su funcionamiento estaba aún pendiente de los certificados de operatividad en Alemania.
Mientras, la comunidad internacional continúa preparando su respuesta contra Rusia tras la decisión de Vladimir Putin dereconocer la independencia de las autoproclamadas repúblicas prorrusas de Donetsk y Lugansk, en territorio ucraniano y desplegar al ejército.
Para la comunidad internacional, la decisión del presidente ruso supone enterrar los acuerdos de Minsk para un arreglo pacífico en la región del Donbás, además de un atentado contra la integridad territorial de un estado y una modificación forzada de las actuales fronteras en Europa.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha acusado a Rusia de violar la integridad territorial de su país al reconocer la independencia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk destacando que la decisión del presidente ruso significa su renuncia unilateral a los Acuerdos de paz de Minsk y a las decisiones adoptadas con Alemania y Francia en el formato de Normandía.
Sin embargo, el representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU ha defendido que su país "no quiere un baño de sangre en Donbás" y ha asegurado que hay "un pánico infundado a la invasión de Ucrania" en los países occidentales. "Todavía estamos abiertos a la diplomacia, a una solución diplomática (del conflicto), pero ya no tenemos la intención de permitir una nueva masacre sangrienta", ha señalado el embajador ruso ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, según recoge la agencia rusa de noticias TASS.
Nebenzia ha justificado el reconocimiento ruso de Donetsk y Lugansk argumentando que Ucrania estaba "hablando con sus propios ciudadanos en el este del país con un lenguaje de cañones, disparos, amenazas y bombardeos". "Una y otra vez, le pedimos firmemente a Kiev que escuchara las aspiraciones de las personas que viven en Donbás y los residentes de habla rusa del país para respetar su deseo completamente legítimo de usar su lengua materna y enseñar a sus hijos en ese idioma", ha agregado al respecto.
Asimismo, el embajador ruso ha destacado que "ahora es importante centrarse en cómo evitar la guerra y obligar a Ucrania a detener los bombardeos y las provocaciones contra Donetsk y Lugansk" y ha matizado que, pese a ello, Rusia "sigue abierto a la diplomacia". "Kiev no solo volvió muy rápidamente a la retórica militante y continuó bombardeando a civiles, sino que también hizo todo lo posible para sabotear y eventualmente destruir los acuerdos de Minsk", ha defendido.
La sesión del Consejo de Seguridad de la ONU terminó sin ningún acuerdo y sin que el bloque de los países aliados de Estados Unidos anunciaran las sanciones prometidas contra Rusia, que supuestamente se concretarán en las próximas horas.
La Unión Europea (UE) ya ha anunciado que va a reaccionar con "sanciones" contra los "involucrados" en la decisión "ilegal" de Putin, aunque por el momento están sin concretar. El anuncio lo han hecho en un comunicado conjunto el presidente del Consejo Europeo y de la Comisión Europea, Charles Michel y Ursula von der Leyen, respectivamente.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) informaron este lunes de más de 3.000 violaciones del alto el fuego en el Este de Ucrania, donde se encuentra la línea de contacto entre las tropas gubernamentales y las milicias separatistas prorrusas. Estas cifras son muy superiores a la media de incidentes registrados en los últimos siete días. Desde que comenzaron en 2014, los combates en la zona han provocado más de 14.000 muertos.