Sumo pontífice
¿Cómo se elige al papa?
¿Y quién lo designa? Cuando un papa muere, o renuncia, hay que designar al siguiente. La decisión y selección del Sumo Pontífice se realiza en un encuentro llamado Cónclave.

Cuando un papa muere, o cuando renuncia, es el momento de señalar a la persona que se convertirá en el siguiente Sumo Pontífice. Aunque lo normal es que este proceso se active tras el fallecimiento del obispo de Roma, también puede arrancar tras una renuncia: el papa Benedicto XVI fue el primero en decir adiós por "falta de fuerzas", sin que en esta dimisión mediara obligación alguna.
Su sucesor, el argentino Jorge Bergoglio, llegó al Vaticano en 2013 tras el primer adiós voluntario de un pontífice y tras algo más de una década de papado, falleció a los 88 años. Fue el papa número 266. A lo largo de la historia, han sido muchos los papas que han sido elegidos de distintas maneras —por aclamación, por ejemplo—, pero desde el siglo XII, la elección del papa se realiza mediante un encuentro denominado Cónclave. Fue el papa Gregorio X quien, en el Concilio de Lyon, en el año 1274 estableció que fuera esta la manera de seleccionar al Sumo Pontífice, formalizada en la bula Ubi periculum. La manera en la que se elige al papa actualmente está recogida en la Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996:
- Solo los cardenales de no más de 80 años pueden conformar el colegio electoral que designa al nuevo papa.
- Para que un papa salga elegido, ha de conseguir una mayoría de 2/3 de los votos de los cardenales.
Las discusiones sobre quién será el siguiente papa comienzan, históricamente, un máximo de 20 días después de que el actual haya anunciado su renuncia o haya fallecido. Los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina, donde permanecen aislados y votan en secreto, so pena de ser excomulgados. El proceso de selección puede durar varios días, con un máximo de cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la noche, y con periodos de suspensión entre jornadas si no se alcanza ningún resultado.
Después del escrutinio, se queman las papeletas, y aquí es donde se encuentra la explicación de las fumatas: si ningún candidato ha obtenido los dos tercios necesarios para ser designado papa, el humo que emana de la chimenea es de color negro; si, por el contrario, se llega a un acuerdo y se elige al que será el próximo pontífice, el humo que saldrá será de color blanco. Esta es la única manera de saber desde el exterior de la Capilla Sixtina si los cardenales han llegado a algún acuerdo.

¿Quiénes pueden votar para elegir al papa?
Los electores que se reúnen en la Capilla Sixtina para designar al siguiente papa son los que conforman el Colegio Cardenalicio. Actualmente, el Sacro Colegio está formado por un total de 252 cardenales de todo el mundo, la mayor parte de ellos, europeos. De todos ellos, sólo 138 son elegibles para votar, porque para participar en el proceso de selección del papa hay que cumplir otro requisito: no tener más de 80 años.
De los 13 cardenales españoles, sólo cinco podrían participar (a día de hoy) en la elección del papa, si bien hay que tener en cuenta que dos de ellos cumplen 80 años en 2025, por lo que todo dependerá del momento en el que se convoque el Cónclave:
- Antonio Cañizares Llovera
- José Cobo Cano
- Ángel Fernández Artime
- Juan José Omella Omella
- Carlos Osoro Sierra
Las papeletas para elegir al papa
Al igual que ocurre en unas elecciones municipales o generales en España, las papeletas tienen que ser de una manera específica. Es la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis la que prevé la forma de los papeles con los que los cardenales votan sus preferencias. Han de ser rectangulares y tienen que llevar escrito en la parte superior las siguientes palabras, "a ser posible impresas": Eligo in Summum Pontificem, que significa, en latín, "Elijo como sumo pontífice".
En la mitad inferior de la papeleta debe quedar un espacio en blanco para que cada cardenal escriba el nombre de su elegido. De esta manera, la papeleta se puede doblar por la mitad. La Constitución apostólica indica que el cardenal elector deberá escribir, "con caligrafía lo más irreconocible posible", el nombre de su favorito. Esta petición responde a la necesidad de que se mantenga el voto secreto.

Fumata blanca: 'Habemus papam'
Una vez que se llega a un acuerdo y un nombre consigue recibir el apoyo de dos tercios de los cardenales, se queman las papeletas y el humo emana de la chimenea de color blanco en lo que se conoce como fumata blanca. Tras aceptar el cargo y escoger su nombre de papa, el elegido se convierte en el soberano pontífice.
Después de la fumata blanca viene el anuncio oficial, que se realiza desde el balcón de la basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano. Y es aquí cuando se pronuncia, en latín, el famoso Habemus papam.