Objetivo, dejarse hasta la último aliento en el sprint final de la campaña hasta perder la voz, incluso, bajo un intenso aguacero. "Votemos por el futuro, por lo que queremos, por nuestro país y por nuestros hijos y nietos. ¡Dios os bendiga!", así se ha expresado Hillary Clinton.

Ha aguantado estoicamente el chaparrón y las críticas de su adversario: "¿Por qué nadie está entusiasmado con Hillary Clinton?".

Trump sólo se basta en el escenario y ella echa mano de las estrella mediáticas para movilizar el voto que más se le resiste, el de los jóvenes. Pero siempre, dice, sin entrar en la descalificación de su rival: "No creo que sea necesario decir todas las cosas malas de Trump".

Son conscientes de que si gana a Trump, será por un escaso margen. "Quiero ser presidenta de todo el mundo, los que votan por mí, los que no están de acuerdo...", afirma Clinton. En ambos hay nerviosismo.

En su último discurso Donald Trump tuvo que ser desalojado, una falsa alarma en la sala que acabó con la detención de un hombre y recuperado del susto, Trump ha salido para pedir el voto, sobre todo el de las minorías.

Minorías clave a las que también se dirige Clinton, sobre todo para ganar el voto de los jóvenes afroamericanos, donde el 40% prefiere no ir a votar si tiene que hacerlo por Clinton.

Los últimos sondeos dan cinco puntos de ventaja a Clinton sobre Trump, pero los márgenes siguen siendo apretados.