La Junta Militar de Níger haexigido al embajador francés que abandone el país en las próximas horas. Muchos ciudadanos salen a las calles, pronuncian cánticos a favor de Vladimir Putin y queman banderas francesas, para ellos, los grandes depredadores de su riqueza.

En el país se cumple un mes del golpe de Estado que llevó a los militares al poder. Tras décadas de influencia francesa, la antigua potencia colonizadora deja paso a Rusia, cada vez más presente en el Sahel a través de los mercenarios del Grupo Wagner.

Como explica a laSexta Dagauh Komenan, historiador especialista Sahel Occidental, Rusia, y también China, se han presentado como el último recurso que tienen para tumbar este sistema franco colonialista. Aunque son conscientes de que hay más culpables, entre otros la propia élite africana que es cómplice de este sistema.

Esta historia, que parece no favorecer a Francia, es la que el Kremlin está dispuesta a aprovechar ofreciéndose como garante de seguridad en el Sahel, algo que hasta ahora sólo había ofrecido el país galo, aunque esto suponga para África la entrada del Grupo Wagner.

Para el experto historiador, el pueblo no tiene muchas opciones: "No hay ningún país democrático que quiera sacrificar a sus hijos por la seguridad en el Sahel", explica.

Rusia sí se presenta voluntario para ello y además ofrece tecnología, siendo uno de los principales países en el desarrollo de tecnología estratégica minera, nuclear y de purificación de agua, tres de los ejes fundamentales que necesitan en África.

En este contexto, las sanciones de Occidente, primero en 2014 con Crimea y después tras la invasión de Ucrania, han acelerado este proceso en el que Rusia no sólo busca posicionamiento en el Sahel, también en Marruecos. Este país es una pieza clave para Rusia porque tiene el 70% de reservas mundiales de fosfatos, un ingrediente fundamentales para la agricultura y sin los que no hay producción agrícola a gran escala.

Pero no sólo Rusia mira con cariño a Marruecos, también Estados Unidos y la Unión Europa, y no solo por sus recursos: es la llave para la migración hacia Europa y un socio privilegiado para Norteamérica.