Infantiles y estremecedoras
"¿En el cielo comeré chocolate?": las desgarradoras preguntas de los niños de Gaza en mitad del genocidio
Los detalles Entre la muerte y la destrucción, los niños palestinos que viven allí dan por hecho que van a morir. La lista de preguntas que se hacen, recopiladas por psicólogos activistas, es descorazonadora.

Resumen IA supervisado
En medio del conflicto en Gaza, los niños alzan su voz con preguntas que reflejan sus profundos traumas. Las reflexiones de los pequeños evidencian la muerte, destrucción y hambre que sufren. Cuestionan por qué son atacados, si los impuestos financian su sufrimiento o cuándo terminará su calvario. Algunos se preguntan si en el cielo tendrán lo que les falta en vida, como la comida. La incertidumbre también afecta a niñas como Jana, que se cuestionan su futuro.
* Resumen supervisado por periodistas.
Sacando insospechadas fuerzas, los niños de Gaza alzan la voz. Aunque cada vez son menos las caceroladas que resuenan en la Franja -aunque si algo sobra allí, son cacerolas vacías- los pequeños lanzan descorazonadoras preguntas que evidencian los traumas más profundos, mientras Israel sigue sembrando allí la muerte, la destrucción y el hambre. Quizá la más frecuente ahora mismo es esta: si no hay más comida. Y la respuesta suele ser negativa.
La lista de sus preguntas, recopilada por psicólogos activistas, es abrumadora. Más allá del "¿por qué nos atacan?" o el "¿qué os hemos hecho, israelíes?", los menores se preguntan si allí se pagan impuestos para matarles o incluso cuándo acabará este suplicio. Unos preguntan si entonces volverán a su casa y al colegio y otros dan la muerte por hecho. Creen que entonces ya no les faltará de nada: "¿En el cielo comeré chocolate?", se pregunta un niño.
La incertidumbre consume incluso a niñas como Jana, que sí piensan en un mañana. "¿Dónde iremos?", se pregunta la pequeña. Tienen dudas infantiles como estremecedoras, como si duele morir en pedazos, si a los amputados les crecen piernas nuevas o si se convierten en humanos esos perros que se comen los cadáveres amontonados.
Y mientras los ataques siguen sin cesar, se preguntan también "dónde está el alto el fuego" y si esos mismos pilotos que bombardean a niños tienen hijos. Preguntas que deberían remover conciencias y hacer pensar también al otro lado, a los de Benjamin Netanyahu.