Los dos terremotos que han provocado una catástrofe en Turquía y en Siria han provocado una enorme cicatriz de 200 kilómetros, exactamente la rotura que han provocado en el terreno de una zona con una elevada densidad de población.

Así se desprende de la imagen que ha desvelado el Servicio Geológico de Estados Unidos, donde se puede trazar una enorme recta de más de 200 kilómetros que abarca zonas donde viven más de 4,2 millones de personas. Lugares, precisamente, altamente vulnerables por la enorme cantidad de población.

Según el experto en información científica Mario Viciosa, es muy complicado predecir cuándo va a suceder un terremoto, ya que no disponemos ni de herramientas ni de conocimiento. Así, lo fundamental es "la construcción de tanto infraestructuras como edificios que puedan resistir determinadas tensiones". "La propia estructura y los materiales de los que están hechos los edificios pueden hacer que una casa se mantenga en pie y la de al lado se venga abajo", ha explicado.